domingo, 25 de diciembre de 2011

"Salvando al soldado Pérez", comedia fílmica sobre la fuerza del narco y los lazos de familia

Félix Morriña

¿Se imagina usted a un comando de narcotraficantes participando en el rescate del hermano menor del considerado hombre más poderoso de la mafia en México, hecho prisionero en Irak? Dicho hermano, junto con la madre de ambos, huyeron del país hacia Los Ángeles, California en los años 80, para evitar ser ultimados por los enemigos del capo Julián Pérez, pero las circunstancias llevaron a Juan a enlistarse en el Ejército estadounidense para obtener la “Greencard”, por lo que las autoridades gringas lo mandaron a combatir en la Guerra del Golfo, dentro de la administración de George W Bush, pero fue hecho prisionero y calificado como “desaparecido en acción”.
            Para el director Beto Gómez (Culiacán, Sinaloa, 1969), su película situada entre los años 70 y el primer lustro del siglo XXI, está sustentada en los lazos de familia, en el extremo respeto que se le tiene a la madre y la obediencia que representa, por lo que la solicitud de Doña Elvira de Pérez (encarnada en la veterana Isela Vega) de que Julián Pérez (Miguel Rodarte) traiga de regreso con vida de Irak a su hermano Juan (Juan Carlos Flores), se convierte en la principal manda de honor que debe desempeñar en su vida, al grado de descuidar sus negocios y las treguas con su enemigo de otro cártel, Benito García (Adal Ramones), quien por cierto lo inició en el negocio de las drogas cuando mató a uno de sus hombres cuando adolescente.
            Para desempeñar su encomienda en Irak, Julián Pérez organiza un comando de élite, llamado Comando Tomate (integrado por los geniales actores Jesús Ochoa, Joaquín Cosío, Gerardo Taracena y Rodrigo Oviedo, que le dieron el matiz cómico) para lograr su objetivo, al mismo tiempo de que se apoya de otros personajes en esa región del mundo para lograrlo (como es el caso del enlace ruso gay Sasha Boginski, encarnado magistralmente por Marius Biegal). El filme logra divertir y al mismo tiempo nos hace reflexionar sobre el papel que desempeña Estados Unidos al reclutar a latinos prometiéndoles la residencia y para ello los manda a la guerra con el fin de que muchos no regresen.
            También nos hace pensar mucho sobre el papel del narco en una situación que trasciende fronteras y pactos políticos internacionales, porque sólo alguien con el poder económico que tienen los cárteles mexicanos pueden concretar un rescate de este tipo, aunque aquí se plantee como ficción. Además, el dinero de ellos logra que cualquier contacto en el mundo se mueva con tal rapidez para ubicar un objetivo específico. Detrás de Salvando al soldado Pérez, hay una imagen velada del poder del narco que debe ser estudiada con mucha atención.
            Con un presupuesto de 50 millones de pesos, el cineasta sinaloense Beto Gómez (El último chichiluco y Puños rosas) logró una filme cargado de comedia, humor ligero y mucha aventura en Salvando al soldado Pérez. Filmada en locaciones de los estados mexicanos de Coahuila, Durango y Sinaloa, además de escenas en Estambul, Turquía, la película contó con los apoyos de las productoras Lemon Films, Terregal Films y Videocine. Dura 104 minutos y el DVD contiene mucho material extra que debe ser apreciado por los amantes del séptimo arte.
            En cuanto a la música de Salvando al soldado Pérez, el joven compositor Horacio Palencia escribió ex profeso para la gran Chavela Vargas, “Corazón negro”, el tema original de la película, con lo cual viste de manera extraordinaria el trabajo de Beto Gómez. Y por si no fuera poco, el cineasta logró que Los Tucanes de Tijuana compusieran “El corrido de Julián Pérez”, para no olvidar que se trata de un grupo de narcotraficantes mexicanos, y en específico del norte. Si a eso agregamos que hay música incidental compuesta por Mark Mothersbaugh, muy al estilo del wester de Ennio Morricone mezclado con música de banda, el resultado es muy atractivo y original.
            Todos los detalles fueron muy cuidados, pero uno que destaca es sin duda el vestuario hecho por la diseñadora francesa Marylin Fitoussi, que se dio gusto con los vistosos tonos dorados y demás atuendos coloridos del narco, para justificar el eslogan de la cinta: “Pueden perder la vida, pero no el estilo”. La fascinación por la moda y el buen vestir de los capos nacionales los han colocado como de los más distinguidos en el mundo. Ya saben, pistolas de oro o plata, con acabados que distinguen al dueño con sus siglas o iniciales; cinturones y botas piteadas; sombreros mandados hacer a la medida y trajes de diseñador internacional para los consejeros, tesoreros y mayordomos (como el papel de Eladio, caracterizado por Jaime Camil) que respaldan y protegen a sus amos.
            “Es una aventura inaudita, es una comedia cargada de adrenalina, es un western moderno, una historia de familia. Es una nueva saga en el cine mexicano. Es una historia universal, y al mismo tiempo, una historia única”, así la califica el actor Miguel Rodarte, mientras que el director y guionista Beto Gómez enfatiza que se trata de “una historia que habla de la fuerza de la familia y del poder de la sangre. Una historia que habla de redención y de la búsqueda del perdón a través de un humor muy nuestro, que rescata el folclore nacional”.
Estrenada el 18 de marzo del 2011 con regular éxito en México, la película de Beto Gómez, Salvando al soldado Pérez, busca ahora consolidarse ante el público nacional a través del DVD, por lo que organizó un concurso para todos aquellos que adquieran este producto, en donde el ganador podrá obtener alguno de los “juguetes” del protagonista, Julián Pérez: una motocicleta Harley-Davidson, una pantalla LCD de 40 pulgadas y una cadena de oro de 18 quilates.
Las bases las encontrarán en la página oficial de la película y tienen hasta el 15 de enero para entregar una historia en cinco líneas de ¿cómo rescatarías a tu hermano estando en el mismo caso de Julián? Todavía tienen tiempo para participar, además de disfrutar una de las cintas más divertidas del año que está por terminar.
           

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