martes, 31 de julio de 2012

Los espíritus de Tom Jones, rinden pleitesía a maestros generacionales


Félix Morriña

¿Qué decir cuando ves al legendario Tom Jones, con 72 años de edad a cuestas, cantar a los cuatro vientos una idónea paráfrasis de la bella canción “Tower Of Song” del maestro Leonard Cohen, donde menciona que sus amigos se han ido y su pelo es de color gris; que le duele no saber más de los lugares donde solía jugar y gritar que estaba loco de amor; pero sobre todo, cuando cumplía diariamente con la renta del lugar donde vivía?
         Si a eso agregamos unos ojos azules cansados en el video de esa canción versionada por Tom Jones, incluida en su nuevo disco titulado Spirit In The Room (Island Records, 2012), entonces estamos hablando de una despedida terrenal anticipada. Esa mirada, ese pelo completamente blanco-gris plateado, esas arrugas en su tez bronceada, esa forma de cantar nada festiva y sí muy doliente, nos indica que el histrión galés, empieza a decirnos que ya es hora de empacar las maletas.
         Sabemos que la letra del tata Leonard Cohen indica estoico: “Yo nací así, no tuve opción/ Yo nací con el don de una voz de oro./ Y veintisiete ángeles del Gran Más Allá/ me ataron a esta mesa aquí/ en la Torre de la Canción./ Así que puedes meter clavijas en ese muñeco vudú/ pero lo siento mucho nena, no se parece a mí en nada./ Estoy de pie junto a la ventana donde la luz es mucho más fuerte./ Ah! No dejen que una mujer me mate/ no en la Torre de la canción…”, pero en la voz susurrante de Tom Jones, para su versión de Spirit In The Room, la hace aún más tétricamente sentida, en un escenario decadente, una casona vieja donde parece recordarnos solía vivir sus mejores épocas infantiles y juveniles.
         Es más, insisto mucho en este tema, más allá de lo que signifique para Cohen como para Jones, y de lo que pudiera representar para alguien que añora de repente momentos de despedida, que todas esas sensaciones son la portada de esta hostia plateada. Lo que vemos en el video de “Tower Of Song” resultó en la portada realizada por Studio Fury, con la fotografía de Julian Broad y la aprobación de Louis Bloom. Ver a Tom Jones recagado en la pared de una escalera que lleva a la desolación es el marco perfecto del contenido del disco producido de manera ejecutiva por Mark Woodward y en la discográfica por Ethan Johns.
En este disco, el cantante británico hace honores a sus amigos generacionales o contemporáneos a su reconocida trayectoria, como es el caso de Paul McCartney, de quien Jones reversionó “(I Want To) Come Home”; de Odetta Felious Gordon, el tema “Hit Or Miss”; de Paul Simon, “Love And Blessing”; de Blind Willie Johnson, “Soul Of A Man”; del maestrazo Tom Waits, “Bad As Me” y de Richard Thompson, “Dimming Of The Day”, por mencionar algunos dolores de muelas en el corazón.
Como fiel seguidor de Tom Waits, puedo decir que esta canción, traducida literalmente como “Malo como yo” (“Bad As Me”), habla de la irreverencia natural existente en todo ente creativo que se niega a ser doblegado. Tom Waits, como Tom Jones, se niegan a ser a estas alturas lo que el sistema quiere y se las ingenian para lograrlo de manera descarada. Son verdaderos artistas que representan irreverencias y contradicciones a propósito.
Tom Jones trata de convertirse en una aceptable representación sonora de Tom Waits con la estética inglesa. Claro que para los amantes de la música de Waits, siempre pondremos “peros” a las versiones hechas por otros, porque nadie puede superar la grasienta voz del estadounidense y difícilmente se logran las letras escritas desde el fondo de su cavernario corazón: “Tú eres la cabeza de la lanza,/ usted es el clavo en la cruz/ Tú eres la mosca en mi cerveza,/ usted es la llave que se perdió,/ usted es la cara de Jesús en la pared del baño,/ usted es la madre superiora en un solo sostén,/ tú eres el mismo tipo de mal que yo (jajajajajajjaja)”.
Los otros temas restantes son “Travelling Shoes” del propio Tom Jones y su guitarrista y productor Ethan Johns; “All Blues Hail Mary” de Joseph Lee Henry, y finalmente, la décima rola del disco se llama “Charlie Darwin” de Jocelyn Jagger Adams. Éste último tema es la esencia gospel y de música de cámara que te provoca el sueño de los justos.
No cabe duda de que Tom Jones en este disco fue guiado por sus espíritus en el largo y sinuoso recorrido por su pasado interno, para evitar caer en los brazos del eterno. Tal vez Tom Jones no se haya dado cuenta y yace desde hace muchos años en unos brazos existencialistas del pasado histórico de la música, pero haber grabado Spirit In The Room (por cierto en los estudios de Peter Grabriel, Real World) nos ha permitido a nosotros rendirle pleitesia a todos esos grandes del blues, del soul y del rock, siempre bien acompañado del baterista Stella Mozgawa; los bajistas, Ian Jennings y Sam Dixon; el pianista Richard Causon y el mencionado seis cuerdas, Ethan Johns. ¡Disfrútelo plenamente por favor!

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martes, 24 de julio de 2012

El "Néctar" de Mal’Akh, la nueva apuesta de la música electrónica mexicana


Félix Morriña

No pude asistir al concierto de la agrupación vanguardista, contemporánea, experimental y de música electrónica mexicana Mal’Akh en El Baúl de Toluca, la noche del pasado viernes 20 de julio, debido a problemas laborales en el municipio de Ocoyoacac, por la planeación de proyectos culturales para el próximo trienio y por el inicio del Torneo Apertura de la ahora llamada Liga MX 2012, que debo monitorear como parte de mis otros ingresos para sobrevivir en esta parte del país, donde todo es muy caro. Luego de haber recogido impresiones de colegas y amigos me di cuenta que me perdí hasta un desfile de modas y la participación de otros músicos programados de buen nivel. Dícese fue una noche redonda.
Me quedó claro que pude haber hecho el suficiente esfuerzo para escuchar en vivo la propuesta de una de las más prometedoras agrupaciones de música electrónica nacional, pero me confié de haber visto los suficientes videos en Youtube días antes como para irme a descansar. Además, el único disco que han producido Mal’Akh, Néctar (Discos intolerancia, 2012) lo he escuchado lo suficiente como para arrastrar la pluma y decir que aparte del buen rock que ejecutan, los efectos especiales electrónicos y urbanos que plasma el tecladista Camilo Froideval le dan esa atmósfera experimental, por momentos demasiado teatral y en otros denota cierta influencia de Portishead.
En otros instantes, Mal’Akh tiene tintes de música de cuarteto de cuerdas o de cámara, pero perpetrados en la música rock con sello electrónico. Lo que no puedes olvidar, ni evitar hacer de lado son las mezclas logradas con las voces, en especial la de la muy atractiva Ana Ragasol. Esa voz puede llegar muy lejos si la sigue puliendo. En este proyecto va mucho más allá de cumplir. Pudo haber sido Néctar parte del repertorio de la 4AD de haber nacido hace varios lustros cuando estaba en su mejor momento.
El resto de la banda está integrada por el líder, compositor, guitarrista, bajista y encargado de algunos efectos electrónicos, Felipe Pérez Santiago, y secundada por el baterista y sampleísta Juan Antonio Arévalo. La voz de Ana se fortalece con esos efectos. Es muy potente, aparte de que demuestra que le ha metido horas ensayo en serio. Su registro nos da el nivel para mezclarse con otros instrumentos acústicos, sampleos, secuencias pregrabadas y programaciones que en vivo van de la mano con el rock tradicional, el rock básico de toda banda. Hay equilibrio.
Se tienen informes de que Mal’Akh se formó en Barcelona hace cuatro años, pero nació como dúo (cello-guitarra acústica y/o eléctrica) y se siguió hasta armar un ensamble mixto, entre lo clásico y la música avantgarde. Para ello se hizo valer del ex bajista de San Pacualito Rey, Adolfo Castañeda, quien le dio al grupo la redondez deseada. Para la grabación del disco Néctar, Felipe Pérez Santiago se apoyó en el guitarrista Alex Otaola (ex Santa Sabina), la voz de la bella Ely Guerra, el violinista Jeffrey Zeigler (del afamado Kronos Quartet), Shara Worden (de My Brightest Diamond), Luca Ortega (bataco de San Pascualito Rey) y Dan Zlotnik (de la bandota Los Dorados, que también han venido a Toluca a tocar).
El diseño del disco es muy conceptual y atractivo. En la foto de la portada está una ventana en forma de óvalo de un edificio colonial del Centro Histórico de la Ciudad de México y en el suelo está pintada una paloma con las alas abiertas. Es en blanco y negro, como parte del concepto de sus fotografías. La dirección de arte corrió a cargo de Franz De Paula.
El disco fue producido por el propio afamado tecladista argentino Camilo Froideval, quien ya ganó un Grammy Latino en el 2010 por la producción del quinto disco de estudio de Ely Guerra titulado Hombre invisible (2009). Con Mal’Akh los círculos se cierran en algún momento como parte también de su concepto musical y eso se refleja en el contenido artístico del disco. Los títulos no podrían ser menos conceptuales, entre los que destacan “Solid”, “Lux”, “Esfúmame”, “Noveau”, “Nacht”, “Diamanche”, “Salzburg” y “Todo mal”, entre otras.
No queda más que disfrutar de esta nueva propuesta mexicana llamada Mal’Akh. ¡Hasta la próxima!

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Tertulia homenaje a Guillermo Fernández García en el Centro Larrañaga


Félix Morriña

El motivo por el cual de nueva cuenta estamos hablando de Guillermo Fernández García (Jalisco, México, 1932-Toluca, México, 2012), es porque este miércoles 25 de julio en punto de las 20 horas se rendirá un sentido homenaje en el Centro de la Imagen Larrañaga (Rayón Sur 417, Col. Cuauhtémoc, Toluca centro, casi esquina con Juan Álvarez, a una cuadra de Rectoría), el cual funge como centro cultural cada 15 días y en esta ocasión habrá pintura, fotografía, música y poesía, organizado por los hermanos fotógrafos Larrañaga y La Morada Itinerante. En esta tertulia participarán, entre otros, Pasión Escarlata, Miguel Jaimes García, Jorge Manuel Herrera y Rocco Almanza. El acceso es de cooperación voluntaria para la degustación de bebidas y alimentos varios.
            Para los que no tengan un referente sobre el quehacer del poeta, ensayista, traductor y editor, a continuación una semblanza de su vida y obra, pero antes debo exigir desde este espacio a las autoridades del gobierno del estado de México, en especial al mandatario Eruviel Ávila Villegas y al procurador mexiquense, Alfredo Castillo Cervantes, que esclarezcan el asesinato del poeta, ultimado el 31 de marzo del presente año en su domicilio de la colonia Científicos, de la capital del estado. Han pasado ya cuatro meses sin que se sepa qué pasó. La comunidad intelectual, y la sociedad en general, siguen esperando respuestas.
Guillermo Fernández García fue de los pocos mexicanos traductores del italiano activos por más de tres décadas. Considerado entre los lingüistas, académicos y la clase intelectual nacional como de los más importantes. La honestidad que dan los años, lo hacen ver como un ente sencillo y afable, pero no por ello el menos aguerrido amante de la narrativa, la poesía y la buena música. Fue ganador del Premio Jalisco de Literatura. Publicó Visitaciones (1964), La palabra a solas (1965), La hora y el sitio (1973), Antología poética (1981), El reino de los ojos (1983), Bajo llave (1983), El asidero en la zozobra (1983), La flor avara (1989), Imágenes para una piedad (1991) y Exutorio (1991).
            La traducción de textos literarios, decía el maestro, está relacionada con la tradición de acceder a las expresiones artísticas de culturas que hablan idiomas y lenguajes distintos al nuestro. Es un ejercicio necesario para profundizar en los giros y estructuras de la lengua materna de los traducidos. Él ha encontrado de parte de los ítalos reconocimiento indiferente como resentimiento envidioso por su loable y ardua labor como traductor, pero de los lectores de habla hispana, ha recibido la posibilidad de sumergirlos en la maravillosa cultura de Giuseppe Tomasi de Lampedusa, Alberto Moravia, Elsa Morante, Cesare Pavese, Italo Svevo, Luigi Pirandello, Tommaso Landolfi, Natalia Ginzburg, Leonardo Sciascia, Italo Calvino y Antonio Tabucchi, entre muchos otros.
            Entre los libros traducidos por Guillermo Fernández están el Decameron de Giovanni Boccacio; de los aforismos y fragmentos –que son un Arte de la Política- de Francesco Guicciardini; de Los prometidos de Alessandro Francesco Tommaso Manzini; la novela imagen del Ottocento, de los cuentos cruel y tiernamente realistas del siciliano Vitaliano Brancati y de las nouvelles de Pirandello; así como la obra poética completa de Cesare Pavese y las antologías del cuento y de la poesía italianas de Mario Luzi.
            Fernández García vivió en Italia en varios periodos y en distintos espacios, desde conventos, la calle y espacios universitarios, en la década de los años setenta y ochenta hasta aprender el idioma, tal y como marcan los cánones de un traductor connotado y respetable por la academia. La primera vez que llegó al país de la bota fue en 1976, luego regresó en los años pares de 1978, 1980, 1982 y 1984. Pasaba un año y meses y regresaba a México por razones personales. Uno de sus principales mentores cuando niño, que le enseñó lo que significa la literatura, fue el ingeniero Luis Anguiano, durante su estancia en Paracho, Michoacán, en la década de los años cuarenta.
            Además de reconocido traductor del italiano, Guillermo Fernández fue secretario particular del poeta de la Generación de los Contemporáneos, Carlos Pellicer Cámara (1899-1977), con quien sostuvo una relación mucho más allá de lo laboral, porque el autor de Piedra de sacrificios, Ara Virginum, Subordinaciones, Reincidencias, entre otros libros de poemas, le ayudó a mejorar como ente creativo y en su forma de ver la vida.
            “Carlos Pellicer era chaparrón, muy fuerte con voz de hombre. Tenía un vozarrón que obligaba a quedarte quieto, callado. Lo conocí por Federico Salas Delgadillo, si mal no recuerdo en 1962, cuando tenía 30 años, una vez que lo acompañé a entregarle algunos recortes de periódicos y algunos poemas míos, muy viejos, a su casa de la calle Sierra Nevada 779 en las Lomas de Chapultepec. Todavía recuerdo el número telefónico: 200528.
            “En aquella época yo trabajaba en Prepa 6 y Pellicer me dio a leer mis poemas. Sin duda a mí me gustaba Federico García Lorca, por los romances que escribía y lo consideraba mi influencia en ese momento. Me puse rojo, no sé si de vergüenza o por las porras que me brindaba. Esa vez llegamos a las seis de la tarde y nos fuimos a las 12 de la noche. Nos invitó a cenar y a tomar chocolate al estilo tabasqueño, que es en jícaras ceñidas ahumadas por cierto tipo de materiales con cal y manteca de venado. Así lo tomaban los príncipes mayas.
            “Al salir, me dijo: ‘Profesor espero pronto una llamada telefónica suya. Mi número está en el directorio’. Pasó un mes sin que yo le llamara y entonces él lo hizo: ‘Profesor, me atrevo a hablarle porque usted no me ha hablado’. Desde que escuché la voz sabía que era Pellicer y lo único que pude hacer fue excusarme, a lo que no me dejó terminar para reclamarme: ‘¡Si yo le parezco poca cosa en esta vida, hace usted bien! Pero si usted cree que podemos ser amigos hábleme por favor, porque yo voy a seguir hablándole profesor’.
            “Desde entonces nos hicimos amigos hasta su muerte. Fue una amistad enriquecedora hasta que partió. Hay muchas cosas que jamás se sabrán de él, porque no las diré nunca. Hay otras tantas de las que quisiera hablar, pero no puedo contenerme. Algunas más, desearía poder decirlas ahora, pero los recuerdos me agobian. Debo descansar un poco... Mejor cambiamos de tema. Lo único que puedo agregar sobre Carlos Pellicer es que si algo de buena educación tengo, se la debo a él”, concluyó.
            ¡La cita a las 20 horas, no falten!

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jueves, 19 de julio de 2012

David Garrett y André Rieu, dos maneras diferentes de abordar la música clásica


Félix Morriña

En la pasada entrega de esta columna escribí que el músico argentino, nacionalizado israelí, español y palestino, Daniel Barenboim, comentaba en una conferencia de prensa que existen muchos mitos, mentiras y expresiones que dañan la imagen de la música clásica en pleno siglo XXI, porque los políticos la tachaban de elitista y que sólo eruditos podían apreciarla, lo cual es una completa tontería. Siguiendo su consejo, ahora toca turno de hablar de dos artistas completamente diferentes, pero contemporáneos de todos aquellos maestros, directores de orquesta y ejecutantes de siglos atrás. Lo más seguro es que los más ortodoxos reprochen la existencia de estas dos figuras mucho más comerciales que los propios artistas pop del mundo.
Estamos hablando de dos violinistas, uno alemán de 31 años de edad que para muchos es más modelo que violinista, al grado de tacharlo como el “David Beckham de la música clásica”. Su nombre, David Garrett. El otro violinista y director de orquesta se llama André Rieu, holandés de nacimiento con casi 63 años (1 de octubre de 1949), mucha experiencia en interpretar valses y ser un apasionado de Johann Strauss. De Rieu llegué a reseñar The Best Of André Rieu (2009), pero más allá de eso, muchos críticos lo han alabado por sus exquisitos y exuberantes trabajos discográficos sobre la hermosísima ciudad capital de Austria, registrados en Forever Vienna (2009).
                En anteriores entregas reseñé los recientes discos y un DVD de David Garrett (Rock Symphonies, 2010 y Legacy, 2011, respectivamente), en el que señalaba sus habilidades en el violín y su histrionismo sobre el escenario, pero aún me faltaba comentar sobre su disco Pure Classics (Deutsche Grammophon, 2012) en el que la disquera compiló anteriores grabaciones de violín clásico en un solo disco. Para muchos viene siendo un compendio de interpretaciones éxito de compositores de la talla de Wolfgang Amadeus Mozart, Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Niccolò Paganini, Julius Conus y Pyotr Ilyich Tchaikovsky, pero en una versión completamente iniciática, es decir, se ve a un jovenzuelo Garrett en sus primeros pasos a la fama internacional.
                Incluso la portada del disco nos muestra esa imagen fresca, juvenil, casi ñoña y tonta, pero cuando escucha uno el material grabado en el que participan además los pianistas Alexander Markovich (con quien interpreta “Sonata in f major op. 24, spring: 1 allegro” de Beethoven), Itamar Golan (“Sonata in b flat major k. 454:3 allegretto” de Mozart) y Bruno Canino (los distintos movimientos del “Caprices op 1” de Paganini), además de las participaciones de la Chamber Orchestra Of Europe del director Claudio Abbado y la Russian National Orchestra del director y pianista Mikhail Pletnev, uno queda complacido por el trabajo creativo realizado. Tal parece que a Garrett hay que apreciarlo sin ver la estética figura del violinista. Sólo hay que escucharle con los mínimos prejuicios, porque de lo contrario a cualquiera le parecería que la falta seriedad.
                En cuanto al DVD Under The Stars de André Rieu (Universal Music, 2011), no podemos olvidar que el violinista interpretó la composición del reconocido actor Sir Anthony Hopkins, titulada “And The Waltz Goes On”, misma que está incluida en este producto y que presentara en la plaza pública Vrijthof de su natal Maastricht ante poco más de 10 mil asistentes. El DVD dura dos horas y se lleva a cabo al aire libre y acompañado de su orgullosa Johann Strauss Orchestra con todo y coros, y sus invitados especiales el Harlem Gospel Choir y el Soweto Gospel Choir.
                Para cuando usted querido lector llegue a la interpretación de “Superalifragilisticexpialidocious” (de Mary Poppins, siendo el corte 14 del disco) por parte de la soprano Mirusia Louwerse y escrita por Sherman, usted quedará gratamente sorprendido porque verá a la representante del bel canto volar por encima del respetable, en un acto memorable y al mismo tiempo demasiado efectista. El DVD contiene 24 pistas que van de las canciones folk a los valses en un acto de celebridad única. Participan además, el South African Soweto Gospel Choir, el Harlem Gospel Choir, el St. Petersburg Trio, el Ziesjoem local, las sopranos Mirusia Louwerse, Kimmy Skota y los tenores Platin, quienes han colaborado antes con Rieu.
                Sin duda, ambos productos pueden ser de su interés, más allá de lo que haya escuchado antes de la música clásica. ¡Estamos en contacto!


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martes, 17 de julio de 2012

Beethoven según Daniel Barenboim y lo mejor de la ópera del 2012


Félix Morriña

Nació argentino en una familia judía de origen ruso, se nacionalizó israelí y español. Tiene además nacionalidad palestina. Más allá del piano y la dirección de orquesta, el maestro Daniel Barenboim se ha dedicado a calmar las intensas aguas oceánicas entre israelíes y palestinos. Algo ha logrado. Es considerado por la crítica especializada una de las más grandes figuras de la música clásica de la segunda mitad del siglo XX, por eso se pudo atrever, sin mayores complicaciones políticas, a dirigir una obra del alemán Richard Wagner en Israel. Actualmente está de gira por el mundo presentando las sinfonías completas de Beethoven, mismas que están en el disco doble Beethoven For All (Decca, 2012).
            Llegan informes hasta este escritorio de que esta gira comenzó en la tierra que le vio nacer en el 2010, incluso antes de que saliera el producto discográfico. La sede fue el maravilloso Teatro Colón de Buenos Aires, donde fue aplaudido de pie durante varios minutos. Barenboim tenía mucho tiempo de no reencontrarse con su público argentino, con la raza de casa, con los nuestros. El maestro no ha parado desde entonces y por doquier que vaya se ha dedicado a desmitificar, o desmentir, que la música clásica sea elitista: “Los políticos dicen que la música clásica es elitista y esa es la mentira más grande del mundo, pero lo dicen porque carecen de formación musical ellos y en los colegios. Si desde niños les enseñamos en las escuelas a los chicos que la música clásica es genial y hasta divertida, otra cosa sería”, afirmó el connotado pianista y afamado director de orquesta.
            Para Barenboim hay cuatro niveles de orquesta: Las que tocan lo mejor que pueden y ni escuchan ni oyen; las profesionales, que tocan muy bien, pero no se oyen los unos a los otros; las buenas, en las que escuchan lo que hace el otro y la Divan, en la que no sólo se escuchan, sino que tienen sentido de la responsabilidad individual.
El amo de la batuta dijo que “la Divan no es un proyecto político, sino humano, el de pueblos profundamente convencidos de tener el mismo derecho de vivir en el mismo pequeño pedazo de tierra. Cuando se vive en una situación difícil se aprende en cierto modo a respetar aún más el relato y la forma de pensar del otro y eso me lo han enseñado los miembros de la orquesta”, aseveró en una conferencia de prensa realizada el lunes 16 de julio en Madrid, España, previo al concierto de la presentación del álbum doble Beethoven For All con su orquesta West-Eastern Divan (WEDO), de la que está muy orgulloso.
Sobre Beethoven, Daniel Barenboim explicó que es la columna vertebral de la orquesta desde que él y el fallecido filósofo palestino Edward Said la fundaran en 1999, porque según su propio relato la primera vez que se reunieron en un ensayo fue para tocar la “Séptima sinfonía” y desde ese momento se dijeron que ese era el camino a seguir. “La música de Beethoven es dramática, lírica, poética y nada superficial ni coqueta. Sólo se ocupa de lo esencial y por eso es realmente un hilo conductor de la orquesta. La Divan es un proyecto extraordinario y lo más importante es que me ha hecho en la vida, no sólo por su espíritu de conciliación entre judíos palestinos y árabes que la anima, sino porque esta orquesta de primerísimo orden busca la conexión entre la música y todo lo demás”, concluyó el director de las sinfonías del genial Beethoven.
Por otro lado, llegó a mis manos un álbum doble con lo mejor de la ópera de los recientes años, pero fechado en el que estamos viviendo, donde encontramos a la mezzo-soprano Joyce Didonato interpretando el segundo acto de “Le nozze di Figaro” de Mozart; como también está el tenor Andrea Bocelli cantando el tercer acto de “Il trovatore” de Verdi, y si a eso le agregamos a la soprano Anna Netrebko cantando el primer acto de “I Capuleti e I Montecchi” de Bellini, entonces no hay más remedio que adquirir esta joyita operística.
Este disco fácil de conseguir en cualquier tienda-distribuidora que merezca respeto, al igual que el del maestro Daniel Barenboim, contiene además a las mezzo-sopranos Cecilia Bartoli, Elina Garanca, Magdalena Kozená y Teresa Berganza, como a los tenores Joseph Calleja, Plácido Domingo, Rolando Villazón y Luciano Pavarotti; además de las sopranos Joan Sutherland, Aleksandra Kurzak, Júlia Várady y Angela Gheorghiu, entre otras figuras del bel canto que merecen ser escuchadas con mucha atención.
Ya leyó al maestro Daniel Barenboim sobre los prejuicios, mitos y mentiras sobre la música clásica. Es momento de dar el primer paso para ser una mejor sociedad y un pueblo culto a través de las bellas artes, pero sobre todo con un conocimiento de la música como otras naciones ejemplo, otrora belicosas y hoy países de primer mundo. ¡Hasta la próxima!

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domingo, 15 de julio de 2012

Eugenio Mira y Xavi Giménez, dos propuestas fílmicas españolas


Félix Morriña

¿Qué hacer cuando se tiene un hijo de 17 años con todos los problema sociales y un patrón de conducta completamente destructivo? ¿Lo metes a un reformatorio, o un internado, o lo corres de casa? ¿Qué hacer si después de un tiempo tratas de recuperarlo antes de que sea un autómata, un sometido, o un traumado debido a los métodos de tortura de supuestas instituciones respetables para reeducar a los hijos? Si a eso le sumas que la madre los abandonó haces años, ¿qué hacer?
            Parecen ser las interrogantes del novel cineasta catalán Xavi Giménez (Barcelona, 1970) planteadas en su primer filme titulado Yellow, cruzando el límite (2010), el cual narra las vicisitudes de un padre con su único hijo, quien no respeta ninguna autoridad, no ama a su padre porque lo culpa de que su madre los haya abandonado, le importa poco la vida y por lógica el colegio. Sus amigos terminan por abandonarlo porque a sus progenitores les causa bronca su mala influencia. Las drogas, la música y el internet son sus fugas y fieles compañeros hasta que el tutor lo mete a un tratamiento en un internado para corregirlo.
            Resulta que en ese internado, lo que mejor hacen es cambiar la conducta de los jóvenes problema a través de métodos de tortura y sometimiento, pero nadie lo sabe fuera del instituto, hasta que alguien que trabaja dentro lo socializa por medio de la red y correos electrónicos a los propios padres que sienten se han liberado de un problema para entrar a otro. Incluso una de las chicas que fue sometida a esas torturas físicas y sicológicas se suicida.
            El cineasta parece decirnos con su película que en España es toda una bronca poder controlar a los hijos de esta primera década del siglo XXI, porque no hemos sido capaces de ofrecerles un mejor mundo, pero al mismo tiempo trata de balconear a las instituciones que ofrecen tratamientos de control y sometimiento con bases tan ortodoxas como primigenias, que no son las óptimas por supuesto. Luego entonces, ¿cómo resolver esta problemática en constante crecimiento? Xavi Giménez nos da la respuesta básica: La comunicación verbal cara a cara, la de quitarse las máscaras y decirse padre e hijo lo que sienten para poder resolver la bronca.
            Cabe destacar que Xavi Giménez es un experto en iluminación y un talentosísimo fotógrafo cinematográfico, que ha trabajado en esas disciplinas con Carlos Atanes, Jordi Mollá, Oriol Ferrer, Alejandro Amenábar, David Carreras, Nacho Cerdá, Brad Anderson y Antonio Banderas, entre otros, por lo que si usted amable lector cinéfilo al ver Yellow, cruzando el límite encuentra por momentos que a la historia le faltó algo para cerrar el círculo es precisamente porque el tipo requiere de mayor experiencia en la dirección de actores y fortalecer los guiones. El de esta película lo escribió Pere Sabalis I Nadal.
La música escogida de Macaco, más los buenos actores Marcel Borrás, Fernando Guillén Cuervo, Adam Jeziersky, Irene Escolar, Junio Valverde, Elena Furiase y Gonzalo Ramos, entre otros, hacen de los 90 minutos que dura la película, su mejor atractivo y se le augura futuro dentro del séptimo arte. Puede disfrutarla en formato DVD, mismo que puede conseguir con su distribuidor autorizado.
Pasando a la segunda propuesta fílmica, también en DVD, el director Eugenio Mira Juliá (Alicante, España, 1977) nos presenta en Agnosia (2010) una historia de espionaje industrial en la Barcelona de finales del siglo XIX, donde la hija de un empresario óptico guarda el secreto de una fórmula para crear un lente de largo alcance para rifles de alto poder, pero ella no es fácil de seducir y persuadir, además de que sufre la enfermedad que da título a la película.
Una maquiavélica empresaria, otrora socia del industrial óptico, desea quedarse con todo el jugoso y productivo negocio de las armas y para ello ejecuta un plan perverso sin importar los costos y vidas humanas ultimadas durante el proceso. Es más, llega a montar un teatro clínico para sacarle la fórmula a la enferma protagonista, cuyo único deseo es amar y ser correspondida. Para que este juego perverso se concrete, la empresaria pone en el escenario a dos hombres que se disputarán el amor de la heredera. Uno de esos hombres ya es su prometido y el otro ocupará su lugar en los momentos clave de la cinta.
El director del filme logra ponernos justo en la época, con todo el ambiente y escenografías catalanas, como también en el uso del lenguaje. La película está bien trabajada y cumple su cometido, gracias a las actuaciones de Eduardo Noriega, Félix Gómez y Bárbara Goenaga, quienes son los personajes que arman el trío amoroso. Es un drama que atrae en estas temporadas vacacionales. ¡Que las disfruten!

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martes, 10 de julio de 2012

La jazzista Melody Gardot hace de la ausencia un encuentro con el mundo


Félix Morriña

Recién la semana pasada había puesto en el reproductor de discos el My One And Only Thrill (2009) de la cantante y pianista de jazz estadounidense Melody Gardot, cuando me entero que ya salió al mercado su reciente hostia plateada titulada The Absence (La ausencia, Decca Records-Universal Music, 2012), que es resultado de sus intensos recorridos por el desierto Marroquí, las calles de Lisboa, los bares tangueros de Buenos Aires y las bellas playas de Brasil. El resultado de esos viajes es este disco de 11 temas que significan musicalmente hablando la esencia de esos lares, donde la Gardot hizo las paradas indicadas para registrarlos en un plato.
            Definitivamente la veinteañera Melody Gardot (nació el 2 de febrero de 1985) es una artista que sorprende, anima, intima y sobre todo tiene talento. No parece tener 27 años, porque su seductora y seria música la hace acercarse a las más grandes del jazz y del crossover de todos los tiempos. Ella hace del jazz su vida y nos la comparte sin temores, nos la ofrece como un alivio a todos los dolores del mundo y ella lo sabe de manera directa. El accidente automovilístico que por poco le quita la vida a los 19 años de edad, le trajo secuelas, pero al mismo tiempo coraje e interés por sacar lo mejor suyo en la música, especialmente en la voz y el piano.
            Su primer EP The Bedroom Sessions (2005) lo grabó prácticamente en la cama del hospital mientras se recuperaba de las heridas del accidente, mismo que le impidió caminar por un largo periodo. Fue muy aceptable, bajo esas circunstancias. Luego llegó Worrisome Heart (2008), en donde descubrimos a una Melody Gardot con una brillantez vocal que en definitiva provocó que la siguiéramos hasta llegar al mencionado disco anterior My One And Only Thrill (2009), pero ahora nos arropa con ese título que parece decirnos que su ausencia discográfica se debía a la gira de dos años que realizó y donde se topó con otras culturas que la atrajeron al grado de grabar ritmos aparentemente ajenos al jazz estadounidense.
            En The Absence, Gardot se hizo acompañar de un talentosísimo productor y músico, el brasileño Heitor Pereira, quien ha trabajado como guitarrista al lado de estrellas de la talla de Sting, Elton John, Simply Red y Rod Stewart, por mencionar algunos, pero también ha realizado música incidental para cine y algunas bandas sonoras, como Gladiador, Misión Imposible 2, La ruta hacia El Dorado y Madagascar, entre otras. Pereira hizo del disco de la Gardot  una pieza que merece ser escuchada con mucha atención y seguro estoy la llevará a escalas nunca antes vistas. El disco tiene la calidad para competir con cualquiera del ramo. Ojalá la traigan a México dentro de un festival de jazz. Lástima que no alcanzó a entrar al que se llevará a cabo en una semana en Querétaro.
            Cabe mencionar que el tema “Amalia” está dedicado a la reina del fado portugués Amalia Rodrigues, como un homenaje tanto de Melody Gardot como del maestro Heitor Pereira. De hecho la letra y música fue compuesta por ambos, mientras estaban en Portugal. Gardot se compromete a respetar la saudade y la morriña de una manera lírica que nos permite aceptar su propuesta sonora que va más allá del jazz.
De igual manera, la ciudad blanca de Lisboa atrapó a la sajona jazzista, al grado de componerle una pieza bajo ese título, tal y como también le rindiera tributo el cineasta alemán Wim Wenders con el filme Historias de Lisboa en 1994. Gardot descubrió una forma de vivir diferente, con un nivel y calidad de vida ajena a la gringa. Convivió con cada una de las personas pertenecientes a esas culturas y se dice que ya está pensando en hacer un segundo disco que le dé continuidad a su búsqueda. Seguro estoy que tarde o temprano llegará a otros ritmos latinos y algunos representantes mexicanos del bolero y del jazz.
Entre los temas que incluye The Absence que se pueden recomendar ampliamente están “Se Voce Me Ama”, “Mira”, “So Long”, “Impossible Love”, “If I Tell You I Love You”, “Iemanja” y “Goodbye”. Si de verdad quiere hacer un buen regalo en estos días, éste debe serlo. ¡Hasta la próxima!

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domingo, 8 de julio de 2012

Complace primera edición del Viña Real Fest


Félix Morriña

Varios nos preguntábamos la noche del sábado pasado si el hecho de llevar un festival de rock a un recinto como el Pepsi Center del WTC le restaba rebeldía, enrarecido sentimiento subterráneo, lo convertía en un circo mediático y un encuentro fresa, demasiado light como sucedió con la primera edición del Viña Real Fest, puede que tengan razón, pero a estas alturas del partido, también es válido que las bandas participantes, sea cual sea su historial y propuesta, tengan la posibilidad de tener la mejor infraestructura para dar a conocer lo mejor de su trabajo creativo, y aún mejor, que se escuchen como cualquier banda propositiva del mundo, y eso, afortunadamente sucedió el sábado 7 de julio en el complejo mercantil de la colonia Nápoles de la capital federal.
            Para los que no lo sepan, el Pepsi Center del World Trade Center (WTC) es un recinto de lujo con todo lo necesario para conciertos masivos, es un espacio cómodo, ideal e idóneo, con atenciones personalizadas que espantan y al mismo tiempo agradan (te dejan con la boca abierta), al grado de que no te la crees y piensas que el rock ya se jodió, ya se endulzó y ahora en cualquier momento pasa a ser parte, ya no de la canasta básica del entretenimiento, sino del cada vez más superfluo y barato negocio de la música comercial. Dirían los ortodoxos: ¡Qué horror!
            Para los que están acostumbrados a los hoyos funkies, a lo grasoso de los pisos de galerones abandonados, a la banda tercermundista con boletos a precios de risa, o entradas gratis vía el portazo en colonias suburbanas, el Pepsi Center es un sueño neoyorquino a la vuelta de casa, un espacio sólo concebible en los programas de televisión del llamado primer mundo. Sucede que ahora todos tienen la posibilidad de vivir esa experiencia sin tapujos, sin prejuicios y sobrellevando el clasismo defeño en un terruño otrora para los capos industriales.
Con tan sólo 450 pesos, el boleto más caro, porque el más barato fue de 350 y muchos revendedores tuvieron que venderlos entrada la tarde noche a 100 pesitos, más los insumos etílicos, el joven rockero en ciernes la pasó súper de las 14 horas a cerca de la media noche del sábado pasado. Los que compraron los  boletos en 100 pesos les fue más chévere porque llegaron para ver a las bandas estelares del cartel, como fueron Salvador y Los Eones, División Minúscula, Los Estrambóticos, Jumbo, Plastilina Mosh y los argentinos estelares de Los Caligaris. Los que llegaron desde el inicio vieron a bandas noveles que pueden dar el salto con los años, como son Summer Glam, Red Búffalo, Oh! Que la Canción, Messiah, Gaspar Anzures, Marlish, los aplaudidos Ideología Vigente y La Fridha, quienes hicieron lo suyo para agradar y quedar bien parados. Todos gozamos y prácticamente se llenó el foro.
Puede decirse que el Viña Real Fest tiene la intención de acercarse al Festival Vive Latino, en cuanto a infraestructura y sonido se refiere, incluso en el Pepsi Center está mejor porque se desarrolla en interiores, evitando a toda costa el frío, o el calor, o la lluvia. Claro está que la diferencia se basó en que se llevó a cabo solo en un día y con una programación de bandas débil por ser el primero de una larga saga. También está la ventaja de que en la zona está repleta de ofertas mercantiles de todo tipo y con mucho transporte, por el simple hecho de que está en una de las colonias más importantes de la Ciudad de México y sobre la Avenida Insurgentes.
La pregunta de ¿a quién no le gusta ser bien tratado y recompensado con buena música en un entorno muy grato? Yo creo que a nadie, así que si este festival fue llevado a este espacio, yo lo aplaudo y apoyo. ¿A quién le importa a estas alturas que el rock haya sido domesticado y metido con facilidad a la canasta básica del entretenimiento masivo? Yo creo que a nadie, más a los que ya sufrimos todas las penurias de este larguísimo proceso que es la historia del rock mexicano en más de tres décadas. Por supuesto que eso no quiere decir que hayamos perdido el cariño por los hoyos funkies, donde todavía existen bandas aguerridas haciendo su lucha desde las cavernas, desde lo subterráneo, desde lo más profundo del México bruto. También a esos les aplaudo la resistencia, pero en definitiva el Pepsi Center es una belleza que eleva al rock al nivel que merece.
Además, nadie dice nada que bandas como Misfist, The Creatures (con Siouxsie Sioux, cantante de The Banshees), BB King y Motörhead, entre otras leyendas, hayan tocado en lugares como el Hard Rock de Polanco, cuando lo importante es lo que traen, lo que ofrecen y lo hacen bien en un entorno aparentemente ajeno a su idiosincrasia y terruño. En Nueva York, las bandas “pesadas” tocan en sitios como el Pepsi Center, así que señores rockeros sufridamente ortodoxos, déjense de pendejadas y disfruten de la comodidad de sitios que nos ofrecen las transnacionales. ¡Queremos un sitio así en varias partes de la provincia mexicana!

fmorrina@yahoo.com.mx
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jueves, 5 de julio de 2012

"Tenemos que hablar de Kevin", dramático filme sobre el trastorno neurológico pre adolescente


Félix Morriña

¿Cuántas veces nos hemos preguntado el motivo por el cual un adolescente de secundaria mata a sus compañeros de escuela, sea cual sea su nacionalidad? ¿Cuántas veces culpamos a los padres del comportamiento de este tipo de personas? ¿Cuántas veces recordamos una de las máximas de José Vasconcelos cuando decía que “infancia es destino”? ¿Qué haría usted si un joven llega a la escuela, encierra a un grupo de colegiales en el gimnasio y los ejecuta con su arco y flechas como si se tratase de una competencia olímpica y luego hace una reverencia a una audiencia inexistente, para después entregarse a las autoridades como si no hubiese pasado nada?
Lo que yo haría es exactamente lo que estoy haciendo, escribir para dejar testimonio de lo ocurrido, porque no soy experto en neurodeterminismo, como lo han dado en llamar los científicos que estudian el comportamiento de personas que no tienen la mínima sensación de empatía con el resto de seres humanos con los que cohabita. Dicen los expertos que los que sufren este padecimiento crónico su cerebro jamás registra remordimiento, ni ningún otra sensación que refleje arrepentimiento por los daños registrados durante su vida y en el caso de la película Tenemos que hablar de Kevin (proyectada en el Festival de Cine de Cannes en el 2011 y que ahora la puede conseguir en formato DVD) de la cineasta escocesa Lynne Ramsay (nacida en 1969 y directora de Small Deaths, Kill The Day, Ratcatcher y Morvern Callar), los hechos están inspirados en un suceso real escrito en la novela de Lionel Shriver con el mismo título.
La narración elíptica y fragmentada está basada en el evasivo comportamiento de Kevin (un enigmático Ezra Miller), especialmente para con su madre Eva Khatchadourian (la siempre andrógina y talentosísima Tilda Swinton), a la que muchos pensaríamos que odia desde el momento en que fue concebido y por añadidura se toleran, o como dice Kevin en el filme: “No por el simple hecho de que te acostumbres a alguien signifique que te guste estar con esa persona”. A Kevin no le viene bien la llegada de otra persona a la familia, por lo que le hace la vida imposible a su hermana Celia (Ashley Gerasimovich) y a su padre Franklin Khatchadourian (un buen John C. Reilly), a quienes termina ultimando antes de cometer multihomicidio en la secundaria.
            El crítico de cine Aleph de Pourtales explicó en enero pasado en su blog pijamasurf.com que “¿hasta qué punto las desatenciones de una madre, su incapacidad primera para amar y nutrir, pueden criar un ‘monstruo’? Porque Kevin no es criado en un ambiente demasiado disfuncional, su maldad se da en un ambiente estrictamente moral. Por lo que lo más fácil sería --si le damos el beneficio de la duda, que es el trance del espectador a la película-- pensar que es el resultado de un desbalance neurológico, posiblemente en el córtex prefrontral ventromedial. Según el neurocientífico Simon Baron-Cohen lo que nosotros llamamos ‘mal’ es en realidad la falta de empatía en el cerebro, lo cual viene de fábrica, por así decirlo:
            “Psicópatas como Kevin tienen cero grados de empatía afectiva (simplemente no les importan los sentimientos de los demás) pero tienen excelente empatía cognitiva (capaces de introducirse a la mente de otra persona usando su habilidad para descubrir lo que otra persona piensa, siente o quiere; manipular a los otros a través del engaño. La neurociencia parece ofrecer el razonamiento más convincente para explicar la personalidad de alguien como Kevin. Sin embargo, tenemos el caso de James Fallon, un neurocientífico dedicado a estudiar el cerebro de psicópatas, que descubrió que él mismo tenía ese perfil que se repite en personas que han cometido asesinatos y crímenes dentro de este perfil. Fallon vive una vida que se ajusta a los parámetros de la normalidad: Está felizmente casado, tiene hijos, tiene una carrera profesional exitosa, una buena salud física y mental. Él mismo aclara que tal vez si hubiera sido abusado  de niño podría haberse ‘convertido en uno de esos asesinos de los que hacen películas para cable’”.
Tenemos que hablar de Kevin es una estupenda película que deberá ver con mucho detenimiento y sin la compañía de los hijos menores de edad. Muy recomendable para la comunidad siquiátrica y neurocientífica y para muestra basta compartirles la expresión de Kevin cuando es entrevistado por televisión sobre los acontecimientos realizados en su plantel educativo:
“Es así: Te despiertas y ves Tv, te subes al coche y escuchas la radio, vas a tu pequeño trabajo o a tu pequeña escuela, pero no escuchas esto en las noticias de las seis de la tarde. ¿Por qué? Porque nada está pasando en realidad, y te vas a casa y ves más Tv y tal vez es una noche especial y divertida y entonces vas al cine. O sea, está tan mal todo que la mitad de las personas en la Tv, dentro de la Tv, están viendo Tv. ¿Qué ven estas personas? Ven a personas como yo”. ¡Que la disfruten!

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domingo, 1 de julio de 2012

"La invención de Cronos" o la búsqueda de la eterna juventud, según Guillermo del Toro

Félix Morriña


Luego de una intensa dominguera y lluviosa jornada electoral nada mejor que apreciar una película de calidad en la comodidad de casa, como es el caso de La invención de cronos de Guillermo del Toro Gómez (1964) que reaparece en formato DVD con una entrevista extra al director sobre sus obsesiones vampíricas, su interés por los insectos, los mitos y leyendas, como también sus libros y adaptaciones al séptimo arte. La producción de la charla corre a cargo de la empresa Mórbido, ésa encargada del festival de cine de terror y toda la parafernalia que encierra.
            El filme de 1992 es la ópera prima de Guillermo del Toro Gómez y en ella se muestran los lineamientos de un cineasta que años más tarde sería un referente del cine mexicano, como allende sus fronteras. Muchos conocen el trabajo cinematográfico de Del Toro como es el caso de Mimic (1997), Un embrujo (1998), El espinazo del Diablo (2001), Blade II (2002), Hellboy (2004) y El laberinto del fauno (2006), entre otras, pero una gran cantidad no ha visto su ópera prima que ha ganado más de una veintena de premios por todo el orbe, incluyendo el Ariel en 1993 y el Premio Mercedes Benz en el mismo año.
            La historia de La invención de cronos versa sobre el poder que posee un extraño mecanismo del siglo XVI, muy parecido a un escarabajo, que permite al usuario la posibilidad de rejuvenecer, pero lo convierte prácticamente en un vampiro porque debe consumir sangre para conseguir su objetivo. Dicho artefacto fue construido por un alquimista en 1535 que le sirve hasta que consigue morir en 1997 en un accidente, porque de lo contrario hubiese logrado  la vida eterna. El mecanismo dorado fue trasladado durante meses en una escultura hasta llegar a manos de un anticuario de apellido Gris, encarnado por el veterano actor argentino Federico Luppi, quien termina por utilizarlo, gracias a su curiosidad, pero sobre todo porque un magnate enfermo extremista llamado Dieter de la Guardia (el  maestro Claudio Brook) intenta poseerlo a toda costa para sanarse.
            En la trama encajan perfectamente el actor Ron Perlman y la infanta Tamara Shanath, quienes caracterizan a Ángel de la Guarda, el sobrino del excéntrico millonario, y a la nieta Aurora del anticuario, respectivamente; ambos le dan el toque necesario para redondear el producto y sentó las bases de lo que serían años después sus predilecciones temáticas. Para Del Toro el incluir a los niños en sus filmes, principalmente en éste, es un detonante que le permite mezclar la inocencia con el lado oscuro de sus personajes principales y de esa forma lograr el equilibrio para no caer en banalidades o en los clichés que abordan al vampirismo en el séptimo arte nacional.
            De hecho en la entrevista que viene en el DVD Guillermo del Toro señala que los vampiros que le gusta emplear no están completamente fuera del estándar, porque desea mostrar un lado dandy-romántico, pero al mismo tiempo dantesco y cruel, lo que quiere decir que no le agradan las cosas azucaradas sin su toque amargo. En La invención de cronos el abuelo de Aurora decide en el momento crucial no dejarse seducir para consumir la sangre de su querida nieta cuando se lastimó la mano para salvarle de la muerte a manos de Dieter de la Guardia y de su ambicioso sobrino. Si Aurora no hubiera intervenido en ese momento, la película hubiera perdido el sentido de integración, cariño y sacrificio familiar.
            Parece que Guillermo del Toro nos está diciendo al final de su película que es preferible matar al personaje principal antes de infringir las leyes básicas del ser humano. También nos indica que no hay nada fascinante en poseer la vida eterna y que es mejor darle salida como marcan los cánones. Pese a que se trata de un guión sencillo, pero una de las películas más caras del cine mexicano de su época, La invención de cronos cumple con los requisitos mínimos para ser contemplada como una de las mejores que se hayan hecho, gracias a su inventiva, a la fotografía y a la música tanguera. También por el resto de las actuaciones de los personajes secundarios, por lo que este interlocutor los invita a que la consigan y la vean en estos días de resaca postelectoral. ¡Hasta la próxima!


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