Félix Morriña
Era
la oscura, fría y desértica noche del último martes del mes de enero del
presente año cuando llegamos, mi pareja y yo, a La Estanzuela del Mineral del
Chico, municipio vecino a Pachuca, Hidalgo, cuando nos recibió un tipazo
llamado Jorge Cacho Hernández, representante y pareja sentimental de la
cantante mexicana Nina Galindo (1 de junio de 1958), quien nos recibió en su casa
en lo más alto de ese paraje que te permite aislarte de la cotidianidad y el
bullicio. Llevan casi 10 años de vivir en ese lugar y el próximo 10 de marzo
será su aniversario número 13 de estar en pareja y cerca de ocho de trabajar
juntos en un proyecto de vida, hasta que ésta se acabe, o ellos acaben con
ella. Lo que suceda primero.
En esta entrega, les presentó una
mínima parte de una larguísima entrevista con la intérprete de la mayoría de
los compositores y cantantes del llamado Movimiento Rupestre, ése que en la
segunda mitad de la década de los años 80 marcara un hito generacional en la
forma de ver, aceptar y transformar el mundo del México posterior al terremoto
de 1985. Hubo en la música mexicana un antes y un después de ese suceso que
marcó a todos en esta nación.
Esta entrevista saldrá publicada como
parte del libro sobre el Movimiento Rupestre que se editará a mediados de este
año. Aún no se sabe qué casa editora lo sacará al mercado, pero el coordinador
es el promotor Jorge Pantoja, quien se hizo asesorar por el amigo y colega
Rafael Catana, otro de los rupestres. Sin más, les transcribo los comentarios
de Nina Galindo sobre su vida y obra.
Nace en Los Ángeles, California, por un
error geográfico hace 54 años (1 de junio de 1958), según ella, pero aclara el
contexto por el cual sucedieron las cosas: “Mi mamá estaba trabajando en Los
Ángeles haciendo teatro. Su madrina Lupita Castro es toda una institución en el
arte escénico. Se encargaba de los carnavales allá. Mi mamá es de Mazatlán, mi
papá es portorriqueño. Cuando yo tenía dos años se divorcian y de pronto mi
madre se dijo: ‘Yo qué hago aquí en Estados Unidos, mejor me regreso a mi
país’. Para cuando yo tenía 17 años, mi padre decide conocerme. En ese momento
todos se dan cuenta de que yo estaba de ilegal en México. Le dice un amigo de
mi mamá que trabajaba en la Secretaría de Gobernación: ‘Mira Martha (Ofelia
Galindo, la actriz, mejor conocida por su papel de la “Maestra Canuta” del programa “Cero en conducta”), o pagas una
multa de 100 mil pesos o tengo que deportar a tu hija’. Para ese momento yo ya
había hecho primaria, secundaria, ya iba en prepa, en fin, una vida aquí”.
“Yo llegué a México desde los cuatro
años de edad, cuando me trajo mi mamá. Cuando coincide que mi papá me quiere conocer
y todo el numerito del pasaporte, total que me tuvieron que sacar pasaporte
gringo, salí deportada en vacaciones escolares, cuando eran de dos meses, para
conocer a mi papá, su mujer y mis hermanos. Regreso a México para seguir
estudiando, pero como turista, no podía trabajar, ni estudiar como todos los
demás (Carcajadas). Bueno, no hablo ni inglés, no lo entiendo, no me gusta,
bueno, sí lo entiendo, pero no me atrevo a hablarlo, alucino a los gringos y no
es por razones idiosincráticas, simplemente, me considero más mexicana que
muchos de ustedes. Yo sí amo a este país, yo sí creo todavía ingenuamente en
muchas cosas. Sí creo en la gente y creo que en las manos de la gente está el
cambio.
“Yo soy chilanga por derecho, porque me
crie en la Ciudad de México. Cuando cumplo 19 años renuncio a la ciudadanía
gringa, porque no podía hacer nada, pese a que seguía haciéndolo. Era ir a
renovar mis derechos a cada rato. Era una lata. Luego entonces, me nacionalizó
mexicana, muy a pesar de que muchos nos hagan sentir como ciudadanos de segunda
clase. Te lo digo porque cada vez que tengo que renovar mi pasaporte mexicano,
te investigan como si debieras todo. La verdad eso es molesto, porque somos
ciudadanos del mundo. Luego de un tiempo, tengo la oportunidad de conocer a mi
familia portorriqueña, estuve algún tiempo en Puerto Rico, total que yo tenía
abuelos, una bisabuela de 110 años, pero yo me regresé a México porque en ese
país tampoco encajaba mucho. Los jóvenes en esa época, con toda esa influencia
estadounidense, estaban sometidos. Yo no encajaba, me sentía mucho mejor con
gente de mucha más edad, simplemente mayor que yo. Ya la regreso, sigo con lo
mío”.
SOBRE ROCKDRIGO GONZÁLEZ
“Conocí
a Rockdrigo González en una fiesta en la casa de Roberto González, que vivía en
Xochimilco. Cuando estaba platicando con Rockdrigo pensaba que me lo estaba
ligando. Él era un enamorado hasta con las escobas (Carcajadas). ‘Oye, le dije,
que Alejandro Lora anda diciendo que ‘Metro Balderas’ es de él y yo sé que es
tuya’. Se sacó mucho de onda y a partir de ahí nos hicimos cuates. Más aún,
porque alternábamos mucho en lo que era el Museo del Chopo. También recuerdo
que nos juntábamos mucho en la casa de Rodrigo de Oryazábal para ensayar. Fue
una época muy padre. Después de cantar algunas rolas de Roberto Ponce, le dije
a Rockdrigo González que quería cantar algunas suyas. Estamos hablando de 1984.
Yo deseaba cantar ‘Tiempo de híbridos’ y él me pedía ‘Ama de casa un poco
triste’. Yo creo que me veía muy chavita, o muy dulce, no sé, pero yo quería
esa rola. Realmente estuve poco tiempo con ellos. Hay cosas que tengo
bloqueadas después del terremoto.
“Canté esa canción por respetarlo, pero
no porque fuera mi rola. Yo no tenía nada que ver con esa canción, lo hice por
convicción. Luego me dio chance de cantar ‘Solares baldíos’ una vez que fui con
Beto Ponce a su casa. ‘Grábamelas’, le dije. En ese periodo él estaba
preparándose para grabar su disco. Hacía mucho ejercicio, se cuidaba mucho,
estaba sano, para mí fue muy difícil comunicarme con él, porque te estaba
hablando de cinco cosas al mismo tiempo. Era impactante, era un ‘Ciro pera
loca’ en su casa, tenía inventos de no sé qué y la hacía de no sé qué. Era una
relación de carnales, una relación bonita. Me decía: ‘Hay Nina, tú cuando estás
hasta atrás, es cuando mejor cantas’. Yo creo que desde ahí tomo anís del Mono.
(Carcajadas) en cada concierto. Por otro lado, Rockdrigo González está vigente,
escuchas las rolas y sigue vigente”.
SOBRE BETSY PECANINS
“Están
muy pendejos todos aquellos que piensan que Betsy está muy acabada, que ya fue.
Ella es de las mejores cantantes que ha dado México. Para mí es una gran voz y
yo le tengo un gran respeto y un gran cariño. Ella ha estado muy mal de salud,
y esos pendejos que hablan de los vejetes van para allá, si es que llegan. A mí
no me entereza morir muy vieja, ¿he? Y menos con lo que estoy viendo, porque
esto no es vida para nadie. ¿Y qué pienso en definitiva de Betsy? Para mí es lo
máximo, es una guerrera, por cómo ha logrado sobrevivir a todo lo que ha
pasado. Ella está de pie, ella está dando clases, y ella está creando todo el
tiempo.
“A mí que no me toquen a Betsy porque
es alguien que amo. Aparte, soy su amiga. No se metan con ella o se las verán
conmigo de manera directa. Además, seamos honestos y sin ella no hubiera
existido Real de Catorce. José Cruz Camargo es José Cruz Camargo, gracias a esa
oportunidad que tuvieron los primeros integrantes de Real de Catorce al
acompañar como músicos de soporte a Betsy Pecanins, así de sencillo. Eso,
señoras y señores, es una enseñanza que hemos tenido todos los que nos
dedicamos a esto en México. Además, el espacio de Betsy no lo va a llenar
nadie, nadie, nadie.
“Yo lo que hago es ‘Palenque Rock’ como
dice Gerardo Enciso, pero lo que hace Betsy es blues. Tal vez por mis
tonalidades me han encasillado en el blues, pero no, no se compara con la gran
señora que es Betsy Pecanins. Yo lo que hago francamente es una fusión de
muchas cosas. Es mi manera de cantar lo que me ha hecho pasar como blusera, pero
nada que ver, nada. Es muy triste escuchar eso de que es una cantante vetusta
por parte de gente pendeja y organizadores insensibles, es como si me hubieras
puesto un cuete en la cola. Estoy muy indignada, muy encabronada”.
Queridos lectores, esperen el resto de
la entrevista para cuando salga el libro. Estamos en contacto. ¡Hasta la
próxima!
fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter:
@fmorrina