domingo, 25 de noviembre de 2012

“Post Tenebras Lux”, la película onírica y extremadamente intimista de Carlos Reygadas



Félix Morriña
Según el cineasta mexicano Carlos Reygadas Castillo, su reciente película “Post Tenebras Lux” se debería haber titulado “México sangra”, porque está sustentada en un versículo bíblico en el libro de Job: “Después de las tinieblas, espero la luz”, toda vez que en este país la violencia ha tomado un lugar preponderante, pero al mismo tiempo en su filme nos muestra toda una gama de escenas que tienen que ver con un proceso interno personal para liberarse de sus fantasmas y de los propios procesos de los personajes de la cinta, mismos que han dejado la ciudad para vivir en el campo, lo cual propicia sucesos inesperados y cambios de personalidad.
            En esta nueva película de Reygadas no hay actores profesionales, sino un grupo de personas que reflejan de manera natural sus vivencias, dándole un tamiz de documental, pero sin perder la trama “ficticia”, la cual se centra en la familia de Juan, un acomodado personaje que tiene lujos y comodidades en el campo, pero que al paso del tiempo se ven ultrajados y victimizados por los habitantes de esa comunidad. Las largas y lentas tomas, así como el manejo de los tiempos en el filme, han sido duramente criticados por el público y la crítica especializada, calificando de rara e incomprensible a “Post Tenebras Lux”.
            Sobre el demonio que aparece en rojo en dos ocasiones durante las noches en la cinta, y que sólo lo perciben los dos hijos del personaje principal, Reygadas dijo que “todos hemos soñado con el macho cabrío. Es una imagen cercana a nosotros, como un pino o un perro. No simboliza nada. Es el diablo, el demonio, lucifer. El diablo es la maldad que todos tenemos dentro”. El director de cine confesó a la agencia AFP en mayo pasado que había filmado las escenas en la casa donde pasó su infancia y que la caja de herramientas que lleva el demonio en las manos cuando entra a la finca de la familia del protagonista es la de su propio padre.
            Respecto de la escena donde el otrora trabajador de Juan se suicida arrancándose la cabeza debido al arrepentimiento por haber asesinado a su patrón, y por el hecho de que su familia lo abandonó, Carlos Reygadas rememoró que esa parte causó hilaridad durante su proyección en la pasada 65 edición del Festival de Cannes, donde le fue otorgado el mayor reconocimiento como director. El realizador la achacó a la violencia que vive México, eso quiso mostrar desde su óptica: “México ha vivido mucho tiempo de la farsa y es hora de que se le caiga la careta. Si fuese posible ver a mi país desde lo alto se vería una mancha de sangre. Llueve sangre sobre mi país”.
            “Mi cine tiene que ver conmigo, con lo que siento, con lo que pienso. El cine es general sobre el presente, pero si nuestro cuerpo se encuentra en el presente, nuestra cabeza está muchas veces pensando en el pasado o imaginándose lo que va a ocurrir en el futuro. Así es mi guión. Mi película no es un acertijo. No hay una simbología escondida, es lo que se ve. Ustedes los periodistas intelectualizan y juzgan antes de sentir y lo que escriben es puro humo”, explicó enfadado el director de “Japón”, “Luz silenciosa” y “Batalla en el cielo” al reportero de la agencia internacional AFP durante su estancia en Cannes, Francia.
            Tratándose de una película “difícil”, me apoyé en las entrevistas recientes sobre lo que piensa este director polémico, porque por sí sola a la cinta no le hubiera invertido tanto espacio. En una entrevista con el colega amigo de La Jornada, Jorge Caballero, el cineasta Reygadas Castillo le comentó en la publicación del pasado viernes 23 de noviembre que “Post Tenebras Lux” responde básicamente a sus vivencias durante tres años y medio que duró rodar este filme luego de la cinta “Luz silenciosa”. “En ese periodo me pasaron muchas cosas: tuve hijos, formé una familia, construí la casa donde vivo y un montón de cosas con mis manos, un proceso que disfruté mucho. Entonces, cuando uno vive siente y cuando uno siente piensa, y cuando siente y piensa concluye ciertas cosas, y tuve ganas de poner todas esas cosas en este nueva cinta”, aseveró.
            “Para mí la creación es un Aleph personal. En este caso el mío, que pongo para los demás, finalmente se logra materializar en un objeto que es una película, que puedo dar y que sólo se tienen que apretar una serie de botones para dar parte de mí. Eso es lo bonito de la creación: finalmente, das tu personalidad y ésta es lo que eres, lo que piensas, lo que sientes y tus valores. La contradicción es síntoma de reflexión. El propósito de la vida es ser coherente en lo profundo, en el análisis, en los sentimientos”, le compartió Reygadas al colega Jorge Caballero, que seguro estoy no estaba completamente convencido de sus palabras, pero debía registrarlas.
            Para este interlocutor, lo único que más gustó del nuevo largometraje de Reygadas Castillo son las escenas de los baños de vapor de París, Francia, porque son genuinos, la gente que la hizo de extra, pero que es gente francesa común y corriente con una fijación y afición al sexo público masivo, se mostró sin tapujos. Incluso en este tipo de encuentros sexuales, hay procesos de iniciación bajo los preceptos de grandes pensadores, intelectuales, sexólogos e investigadores, cuyos nombres figuran en las salas de vapor, donde los usuarios pueden entrar según sus conocimientos y experiencias. Si se desconoce por completo esta afición, hay guías que despejan todas las dudas. A decir del propio Reygadas esas escenas son las únicas donde hay un registro biográfico, lo demás es todo un proceso onírico intrínseco, extremadamente intimista.
            “Lo único biográfico es la escena en los baños de vapor de París donde la gente va para cambiar de pareja. No hay mensaje alguno acerca del retorno a la naturaleza. Ya casi nadie quiere ir a vivir al campo. A mí me da paz. Me gusta oír el amanecer”, acotó el cineasta para justificar, o al menos, explicar los motivos por los cuales rodó este trabajo de casi dos horas de duración. Una vez que uno lee los créditos al final de la cinta, descubre que la película fue rodada en las zonas boscosas del estado de Morelos y del Estado de México (en el municipio turístico de Valle de Bravo), donde pudo trabajar a gusto, con libertades, con recursos naturales y donde sus hijos, que también actúan en el filme, se sintieron cómodos.
            Finalmente, si el filme no me terminó de convencer (fue mucho mejor el contexto en el que la vi: una sala de proyección con tan sólo cuatro personas, una proyección exclusiva a mi parecer, muy placentera) mi deber es informar sobre su existencia y dejar que usted amable lector diga la última palabra.

fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter: @fmorrina

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