lunes, 8 de julio de 2013

"Aquí sobre la tierra", documental sobre el éxodo de migrantes nahuas dentro de México


Fëlix Morriña
¿Tatita Antioco, por qué he olvidado a los míos, los del campo, como lo han hecho las autoridades de todos los gobiernos existentes en este país llamado México? ¿Por qué dejé de ir al rancho para respirar la tierra y hablar con los trabajadores del campo? ¿Por qué me duele tanto el contenido del documental de Mauricio Bidault, "Aquí sobre la tierra" (Nika Ipan Ni Tlajtipantli, 2011)? ¿Por qué se es un migrante hasta en tu propio país? ¿Tatita Rafael, dime por qué la raza de bronce dejó de florecer en su propio entorno cuando eran los que antes mandaban y a los que se les entregaba tributo?
¿Dime Madre Lidia, por qué no te alcanzó el tiempo para enseñarme los secretos de la Pacha Mama y un poco de náhuatl? ¿Madre Juana, por qué no me dijiste que sería un extranjero en mi propio entorno, un extraño en mi propia zona vivencial actual? ¿Por qué abuelos, desde donde quiera que estén, no me dijeron a tiempo que no sería amado toda la vida y que me quedaría una vez más solo? ¡Sistemáticamente tan solo como todos los seres que habitan Santa Cruz, la comunidad del estado de Hidalgo, donde se desarrolla una parte del documental de 110 minutos narrado en náhuatl, una de las 64 lenguas-idiomas indígenas de México, con subtítulos en español!
            Muchos sabemos que cuando el hambre llega y no se tiene absolutamente nada para llevarse a la boca, uno tiende a sacar al demonio que llevamos dentro para ir de cacería y obtener por la buena, o por la mala, el sustento de los nuestros, y por esa razón sea calificado como un delincuente. Son las circunstancias que orillan a esas acciones. Hay otros, que recorren como el abuelo Antioco, gran parte del país o entidad vendiendo sus diversos productos para sobrevivir. La diferencia es que antes la gente se divertía con lo que tenía, pese a la pobreza. "Yo no sabía que era pobre, hasta que me lo dijeron", recuerdo haber escuchado esa frase de mis labios en la adolescencia. ¡Todo cambió desde entonces!
            Lo único que tenemos es el futuro. ¡"El futuro más distante"… llegará!, como dice la canción del mismo nombre de José Manuel Aguilera, del grupo La Barranca, incluido en el reciente excelso disco "Eclipse de memoria". La muerte es lo único que tenemos seguro, nada más. El documental de Bidault me hizo recordar a mis abuelos, gracias a toda la valiosa información periodística que te da el cine documental como éste. Por supuesto, se agradece sobremanera el tratamiento serio y sumamente respetuoso del éxodo que sufren nuestras comunidades indígenas dentro de todo el territorio nacional. En este caso, se abordó el éxodo de los nahuas de la huasteca hidalguense que huyen hacia la segunda capital más importante de México: Guadalajara. Ahí tampoco les va bien. Tal parece que nunca estaremos bien en ningún lado.
El eslogan para promover el DVD, que puede conseguir querido lector en librerías de prestigio como Gandhi y el Parnaso u otra que usted conozca, es contundente y nos deja perplejos, sin la necesidad de estar en la ex Yugoslavia, u otro país con graves problemas de racismo: "No necesitas salir del país para ser migrante". Y no sólo las comunidades indígenas viven este tipo de éxodo y discriminación, todos lo hemos vivido de alguna manera, o nos hemos enterado de algún caso cercano.
Es más, la horrible muerte de la joven migrante nahuatleca de la zona subtropical del estado de Hidalgo a manos de delincuentes juveniles en la ciudad, es de muchos una historia contada hasta el cansancio, y yo ya estoy hasta la madre. Estoy harto de escuchar o saber que una mujer deja a sus hijos con su progenitora para ir a trabajar, conseguir algo de dinero para que coman los suyos, y como resultado de su esfuerzo, encuentre la muerte. He ahí la importancia de los abuelos en la educación de muchos de nosotros. Sin embargo, como periodista que registra los fenómenos como este tipo de éxodo, así como su impacto social, cultural y económico, no puedo dejar de promover este tipo de cine, un cine que tiene una valía como el mejor séptimo arte del mundo. ¡Gracias Bidault por esta aportación sociocultural acompañada de excelsa música de la huasteca!
Ustedes, abuelos paternos y maternos, desde donde quiera que estén en algún punto del Universo me preguntarían en este momento: "¿Qué te ha enseñado hijo ‘Aquí sobre la tierra’ de Mauricio Bidault?". La respuesta es: Muchas cosas abuelos Antioco, Rafael, Lidia y Juana, entre ellas, que pese a toda desgracia, a todo dolor, a todo desamor, a la falta de oportunidades de todo tipo, principalmente laborales y de una vida "digna y mejor", ya sea en la urbe o en la zona rural; se tiene esperanza y futuro, como lo dice al final uno de los protagonistas, el joven que terminó la secundaria y se fue a buscar su futuro a Guadalajara y no consiguió más que maltratos y trabajo duro. A su regreso, cual hijo pródigo, dijo a las cámaras de video con una sonrisa de oreja a oreja, tras haber saludado a los suyos, a sus seres queridos: "Mi futuro… es lo que sigue"… nada más. ¡Nada más!

Twitter: @fmorrina
Facebook: Félix Morriña


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