Félix Morriña
Primero fue Scorpions, la noche del pasado jueves 6 de
septiembre en la Arena Ciudad de México, dentro de su gira mundial Final Sting, con la que ahora sí le
dicen adiós a los escenarios de manera definitiva. No hace mucho, la agrupación
alemana estuvo en México, en el Palacio de los Deportes para “despedirse” de su
público mexicano, ese que lo ha visto todas las veces que ha venido, incluyendo
una memorable presentación en el Auditorio Nacional, donde el sistema de audio
hizo notar que el cantante Klaus Meine sigue teniendo una potente voz como en
sus mejores años en la década de los 80.
En lo
que ahora sí parece ser el último concierto en México del guitarrista Rudolf
Schenker, el seis cuerdas Matthias Jabs, el baterista James Kottak y el bajista
Pawel Maciwoda y el mencionado cantante chaparrito Klaus Meine, ante poco más
de 15 mil personas (70 por ciento de la capacidad del recinto de la delegación
Azcapotzalco, considerado entre los 10 mejores del mundo), la banda cantó por
espacio de dos horas exactas con todo y encoré
(empezó a las 22:30 horas y concluyó a las 24:30). La banda telonera fue la
española Avalanch, misma que no gustó del todo, pero sirvió para que el
respetable se diera tiempo de adquirir los respectivos souvenirs, consumir cerveza
al por mayor y recorrer los espacios que brinda la Arena Ciudad de México.
El
quinteto germano hizo una buena selección de su repertorio musical que abarcó
más de cuatro décadas de grabaciones con todos los altibajos que vive una
agrupación veterana como ellos, que han visto pasar muchos cambios generacionales,
cambios de sistemas políticos, desapariciones de naciones (como Yugoslavia, la
caída de la URSS y la unificación de las Alemanias) y la llegada de nuevas tecnologías,
ésas que el propio grupo a utilizado a la perfección, toda vez que en la Arena
Ciudad de México pueden los asistentes disfrutar hasta cuando van al baño,
porque en los servicios hay pantallas de televisión donde puedes ver los mínimos
detalles del concierto.
Imagínense
tres de pantallas gigantes al centro de la Arena Ciudad de México en la que puedes
ver hasta el calzado de cada uno de los músicos, puedes hasta delimitar las
notas que tocan, incluso ver las pisadas de los técnicos que auxilian a las
bandas. No se pierde ningún detalle en un espacio ideado para los conciertos
masivos, es más, el sistema de audio es tan impecable que te hacen sentir que
tú eres el que está tocando las rolas de Scorpions. La Arena Ciudad de México,
ubicado en la avenida Granjas 800 de la colonia Santa Bárbara de la delegación
Azcapotzalco, al norte del Distrito Federal, por el Metro Ferrería y la
estación Fortuna del Tren Suburbano) es un espacio que además albergar
conciertos, funciona también como espacio deportivo y circense, es decir, es un
espacio multidisciplinario.
“Send
Me An Angel”, “The Zoo”, “Make It Real”, “Loving You Sunday Morning”, “Wind Of
Change”, “Holiday”, “Raised On Rock”, “Kottak Attack” (un solo del baterista,
el cual fue impecable), “Black Out” (en la que Rudolf Schenker personificó con
todo y mascara con los lentes de tenedor al personaje de la portada del disco
del mismo nombre), “Big City” (en la que
todo el tiempo Meine cantó-gritó “Buenas noches, Mexico City”), “Still Loving
You”, “No One Like You” y “Rock You Like a Hurracane” fueron algunas de las rolas
que hicieron cantar a los presentes hasta quedar afónicos. Fue un concierto a
la altura de las expectativas.
Para
el sábado 8 de septiembre, la Arena Ciudad de México albergaría a los
estadounidenses de Poison, quienes fueron los teloneros de la banda inglesa Def
Leppard, dentro de lo que se hizo llamar Rock
Of Ages, un homenaje a los jóvenes de los años 80 y principios de los 90,
amantes del hard rock que entonces estaba en boga. Desde temprana hora (cinco
de la tarde), poco más de 20 mil personas se fueron arremolinando en las
inmediaciones de la avenida Granjas, de la populosa colonia Santa Bárbara, para
adquirir alguna prenda o artículo de ornamento en los puestos del Tianguis del
Chopo y anexas, con lo cual ponía de nervios a los policías encargados de
controlar los accesos al lujoso inmueble de la familia Salinas Pliego.
La
Arena Ciudad de México, junto con el edificio de la Universidad Tec Milenio que
está al lado, contrastan con el rastro, las vías del tren y la zona industrial
de Vallejo, pero sobre todo, se piensa que el tránsito vehicular se volvería un
desastre por la gran cantidad de vehículos que arriban al foro, pero de pronto,
los accesos son tan rápidos y efectivos que desaparecen en minutos. Todo estaba
listo para que a las 20:10 horas la gente empezara a disfrutar de dos grandes
bandas de hard rock.
Los
seguidores del cantante, modelo y presentador de programas de chichifo, Bret
Michaels; el excéntrico guitarrista CC DeVille; el bajista Bobby Dall y el
baterista Rikki Rockett, aplaudieron a rabiar las 10 interpretaciones que tocó
Poison a lo largo de una hora, entre las rolas que más destacaron fueron “Your
Mama Don’t Dance”, “Fallen Angel”, “Moby Dick”, “Talk Dirty To Me”, “Nothin’
But A Good Time” y por supuesto la pieza que los colocó en la cima del mundo “Every
Rose Has Its Thorn”, con lo cual los casi 20 mil asistentes se deleitaron la
noche del sábado pasado.
Lo
que más llamó la atención es la gran cantidad de exuberantes féminas que se dieron
cita, porque resulta paradójico que sólo en los conciertos masivos de este tipo
de música se aparezcan y el resto de los días de la semana nunca uno las vea. “¿Dónde
se meten?”, gritaban algunos machos con vaso en mano en busca de hembra.
Parecía que estábamos en alguna ciudad de la Unión Americana y no en la barriobajera
Azcapotzalco.
Para
cuando subieron al escenario el flemático cantante Joe Elliott, el musculoso y
bien bronceado guitarrista Phil Collen (bastante bien para tener 55 años); el
bajista Rick Savage; el baterista de un solo brazo, Rick Allen (que bien pudo
estar tocando en la inauguración de los Juegos Paralímpicos de su tierra natal,
Inglaterra) y el seis cuerdas Vivian Campbell, integrantes de Def Leppard, el
público ya estaba hasta el full y entregado sin problema alguno, sin que
dijeran que el sonido resultó por momentos muy saturado, pero al fin y al cabo le
perdonarían todo a una agrupación con ésta.
Def
Leppard superó sin tanto esfuerzo aquel conciertazo ofrecido hace muchos años
en el Auditorio Nacional, pero esta vez los hizo lucir mucho más la infraestructura
de la Arena Ciudad de México. Cada uno de los miembros de la banda se entregó
como si se tratase de una competencia entre Poison y ellos, pero como si fueran
unos jovencitos, cuando todos son ya cincuentones. Toda la parafernalia
escénica existente en el mundo estaba al servicio del quinteto, quien hizo un
recorrido por los álbumes On Through The
Night (1980), High ‘N’ Dry
(1981), Pyromania (1983), Hysteria (1987), Adrenalize (1992) y Euphoria
(1999), entre otros.
¿Quién no recuerda “Rocket”,
“Foolin’”, “Animal”, la sentidísima “Love Bites”, “Let’s Get Rocked”, la popera
“Two Steps Behind”, “Women”, el veteran himno hard rock de “Bringin’ On The
Heartbreak”, la bailable “Hysteria”, “Armageddon It”, la seductora “Pour Some
Sugar On Me” y la dedicada a Marilyn Monroe “Photograph”? Pues todas esas fueron
interpretadas magistralmente la noche del sábado 8 de septiembre, con lo que
quedará registrado en la memoria de la nutrida concurrencia que se dio cita en
la Arena Ciudad de México.
No
puede haber queja después de haber presenciado dos conciertazos en el mes
patrio, sólo nos resta esperar a que sea sábado 22 de septiembre para
presenciar a otros maestros de la escena internacional en este mismo espacio,
The Smashing Pumpkins. Por allá nos vemos.
fmorrinayahoo.com.mx
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fmorrina
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