martes, 25 de septiembre de 2012

La cultura metalera de Megadeth, Kiss y Mötley Crüe en México


Félix Morriña

Muchos de los asistentes a los dos conciertos que ofreció, la semana pasada, la banda metalera estadounidense Megadeth en el Pepsi Center del World Trade Center de la Ciudad de México, no han podido recuperarse por completo de las memorables casi dos horas que tocó por día el grupo, liderado por el rubio cantante y guitarrista Dave Mustaine, cuando ya están preparándose para el concierto masivo en el Foro Sol del Autódromo Hermanos Rodríguez del próximo sábado 29 de septiembre cuando suban al escenario Kiss y Mötley Crüe, en lo que se ha dado en llamar el mejor Tour del metal estadounidense.
            Sin duda, la cultura metalera en México sigue tan vigente como hace más de 30 años, pese a los altibajos que sufrió a lo largo de su existencia, por razones diversas, entre ellas las modas musicales que han transitado, las crisis idiosincráticas que afectan las culturas en varias partes del mundo, el nuevo (des) orden mundial y las crisis financieras que han terminado por minar el futuro de las disqueras transnacionales; sin embargo, el metal se ha mantenido en el gusto de millones de habitantes en este país, por lo que este tipo de encuentros masivos se venden y compran como pan caliente.
Este interlocutor le tocó cubrir el segundo concierto de Megadeth, la noche del pasado jueves 20 de septiembre, cuando Dave Mustaine salió con una camisa casual negra, al igual que sus muñequeras para secar el sudor y su pantalón de mezclilla (el día anterior salió con una camisa casual blanca), para interpretar “Trust”, tema con el que acostumbra la banda abrir sus conciertos, pero sobre todo el que da pauta a la iniciación del espectáculo es el baterista Shawn Drover con sus notables redobles. La raza ya sabía lo que le esperaba.
Para esta rola, Dave Mustaine se dio el lujo de cantar en español parte del coro que reza: “Me duele todo el cuerpo por los errores…”, a lo que el público, en su mayoría amantes de la cultura metalera desde los años 70 que llevó a sus primogénitos para que den continuidad a esas generaciones, cantaron a todo pulmón. Habrá colegas o seguidores que se quejarán de que el guitarrista Chris Broderick (encargado de las seis cuerdas desde el 2008) no es el ideal para grabar y hacer giras con Megadeth, toda vez que extrañan a Glen Drover, otrora icono del cuarteto californiano. Lo que sí no dudan es en la complicidad entre Mustaine y el bajista fundador del grupo Dave Ellefson, con quien mantiene sanas relaciones arriba y abajo del escenario.
Todos presenciamos a Dave Mustaine contento, hasta feliz consigo mismo, tal parece que dejó en el pasado su tormentosa pelea emocional y creativa con los miembros fundadores de Metallica. Tal parece que Mustaine encontró el camino de la sana convivencia y canta y toca como si fuese una diva joven, un rockstar en su mejor momento, un ser controlado, fresco, pero sobre todo sobrio y cordial con su fiel público. Eso gustó a todos y el público se le entregó a plenitud.
 Para los fieles seguidores de Megadeth, el hecho de que la agrupación haya tocado algunas rolas del disco Cryptic Writings (1997), completo el álbum Countdown To Extinction (1992), con el cual celebran 20 años de su salida al mercado, y parte del nuevo Thirteen (2011), además de algunos de sus éxitos que han marcado su trayectoria, especialmente los incluidos en Rust In Peace (1990), fue un hecho plausible, pero hubo queja al no tocar más tiempo y más éxitos. Aquí cabe aclarar que toda banda que se merezca verdadero respeto no toca como si fuera una rocola, no es complaciente y Megadeth hizo valer esa condición.
Las siete pantallas utilizadas para este concierto, tres de fondo en las que pasaban las imágenes terroríficas de la guerra, la portada del disco Cryptic Writings e imágenes de soporte que emplea el grupo en esta gira; más las dos ubicadas al costado de la banda y dos más en medio del foro del Pepsi Center, en la que mostraban la mayor parte del tiempo las brillantes ejecuciones de Mustaine y su tremenda y envidiable colección de guitarras metaleras, dejaron a la audiencia presente completamente satisfechos, salvo por lo comentado de que querían más rolas de antaño.
Pese a ello, escucharon “She-Wolf”, “A Tout Le Monde”, “Thirtheen”, “Whose Life (Is It Anyways)”, “Public Enemy N. 1”, “Skin O’ My Teeth”, “Symphony Of Destruction”, “Arquitecture Of Agression”, “Foreclosure Of A Dream”, “Sweating Bullets”, “This Was My Life”, “Countdown To Extinction”, “High Speed”, “Dirt Psychotron”, “Captive”, “Honour”, “Ashes In Your Mouth”, “Peace Sells” y “Holy Wars”, entre otras. Para este interlocutor, no hay queja.
Finalmente, nos queda un fin de semana ampliamente metalero con Kiss y Mötley Crüe en el Foro Sol el sábado que entra, en el que seguro estoy Kiss rememorará el contenido de la edición especial de su álbum de 1977 Destroyer, el cual fue el cuarto de su discografía y que está a la venta una edición memorable, con todo y los primigenios efectos de la primera rola del álbum, “Detroit Rock City”, pero bien flanqueado por los temas “God Of Thunder”, “Great Expectations”, “Flaming Youth”, “Sweet Pain”, “Beth” y “Rock And Roll Party”, entre otras que suman 10 rolas en total. Desde este momento disfruto plenamente el cuadernillo que incluye esa edición con todos los pormenores de su grabación y las fotos que me recuerdan los mejores momentos del metal que escuchábamos en México a finales de los años 70.
¡Ahí nos vemos!


fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter: @fmorrina

No hay comentarios:

Publicar un comentario