Félix Morriña
Pareciera
ridículo y difícil de creer, pero no los había escuchado con anterioridad y
ahora que me echo un clavado a la alberca informática me entero que existen
desde 1998 y la ciudad que los vio nacer es Caracas, Venezuela. Digo lo
anterior porque la música que componen, ejercitan, promueven Los Mentas es una
de las que más disfruto. Son una bonísima mezcla del punk de los Ramones y La
Polla Records con el rockabilly de mediados del siglo pasado, entiéndase Carl
Perkins y Elvis La Pelvis Presley,
por mencionar sólo algunos, pero si además le agregamos unas letras tan
cábulas, propias de los géneros antes mencionados, entonces, estamos hablando
de un producto redondo y muy recomendable.
Es más, la primera vez que los
escuché pensé que eran hermanos argentinos, por la estructura musical y la
festividad con la que hacían burla a todo lo que les rodea, en especial al status quo. Nunca imaginé toparme con
unos venezolanos poca madre con un sentido del humor capaz de derribar
cualquier sistema opresor. Lo primero que llegó a mis oídos, hace medio año,
fue la rolota llamada “Alegría” que viene en el primer disco de dos del acoplado
promocional de Discos Intolerancia, donde incluyen sus producciones recientes:
Puerquerama, Sonido San Francisco, Carla Morrison y por supuesto, Los Mentas,
entre otras bandas que merecen ser escuchadas por la calidad y propuesta
independiente.
La rola es de lo más divertido que
he escuchado en los recientes años, más si deseas que fuera parte de la banda
sonora del antro al que uno asiste cotidianamente, o del putero de donde uno no
quisiera salir jamás. Llegué a pensar en insistirle al dueño del Bar 2 de Abril,
de mi querido Metepec, estado de México, para que la pusiera de fondo cada vez
que fuera prudente (los viernes de quincena, por ejemplo), pero dudo que lo
permita, porque cada vez se amargan ahí las cosas y la raza que le está cayendo
es cada vez non grata, o simplemente
ya no cumplen las expectativas de este Servibar
y amigo.
Creo
que esa raza dejó de estar a la altura del crecimiento cultural del otrora grupo
que traía actividades y propuestas para enriquecer los añorados Miércoles
Culturales, pero eso no impide que algún día, cuando Los Mentas visiten
Metepec, pongamos a cantar al respetable los siguientes y elocuentes versos : “Alegría en el puto bar, canta fuerte
compañero/ que aunque nos falte el dinero, somos felices de verdad./ Alegría en
el puto bar, de verdad que se disfruta/ con tan bellas prostitutas que hoy
adornan el lugar./ ¡Alegría en el puto bar! ¡Alegría en el puto bar!/ He pasado
la semana resolviendo mil problemas/ discusiones y quebrantos que alimenta mi
pesar./ Hoy es viernes de quincena, se acabaron mil dilemas/ me despojo de este
llanto y me arrimo para el bar./ Cuando entonces me dispongo abrir la puerta,/
me emociono de una manera tal,/ un amigo que sonriendo me recibe… ¡Alegría en
el puto bar!”.
Todo
me parecía completa fiesta con Los Mentas, hasta que los promotores de Discos
Intolerancia me acercaron el material donde viene dicha canción, se titula Unidad Educativa (2011) y luego de
varias escuchadas he tomado la firme decisión de meterlos dentro del programa
de educación básica (especialmente secundaria) de este cada vez pinchurriento país,
pero para armonizar los recreos y hacerlos más divertidos y no simples
descansos entre clases.
Los
Mentas tienen un sentido del humor tan ochenteramente sui generis que la portada del disco es un cuaderno forrado como si
fuese el uniforme de la secundaria de una chica sexy con mucho futuro. Tiene el
clásico pegote donde habrá que colocar quién es el dueño de dicho material didáctico.
La contraportada contiene todos los pegotes-parches con el nombre de las
canciones, que van del futbol (“El balón”, cuya letra inicial dice: “El mediocampista se las tira de artista./ En
vez de jugar rudo, prefiere las revistas./ Hay viene el arquero, siempre de
primero,/ es el favorito de los reporteros”), a intereses de la colectividad estudiantil (con rolas como “La
cooperativa”, “El clavo”, “La música electrónica” y “UELM”), sin olvidar claro,
intereses personales con las féminas (claro ejemplo, la rola “La foto”).
Para
aquellos que andaban perdidos como este interlocutor, Los Mentas son un
cuarteto integrado por Juan Olmedillo (voz y guitarra; saca B en Ciencias);
Héctor Lucas Paredes (bajo y coros; no se sabe en qué materia saca A); Richard El Chicha Blanco (batería; saca C en
Humanidades) y Carlos Aray (seis cuerdas y coritos; saca A en Ciencias). Han
grabado hasta el momento Taguaras Forever
(Universal Music, 1999); Hasta que los
bares nos separen (Universal Venezuela, 2002, dicen que es toda una joyita
por allá); Masacre en el PIN 5!! (grabado
de manera independiente con Kit Santa-México, 2005); Sopa, seco y jugo (Radio Pirata Records, 2008); Reserva añeja (Radio Pirata Records,
2009) y el mencionado Unidad educativa
(Discos Intolerancia, 2011).
Señoras
y señores, tenemos mucho en qué entretenernos con estos cabroncitos venezolanos
de Los Mentas. Son seis discos que habrá que conseguirse. Ojalá les guste tanto
como a este Servibar y amigo. ¡Salud
y tomen su pastilla para el aliento!
fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter:
@fmorrina
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