domingo, 3 de julio de 2011

La agencia Cuartoscuro celebra 25 años de fotografiar a México

Félix Morriña

La tarde del pasado miércoles 29 de junio, la agencia fotográfica Cuartoscuro celebró su 25 aniversario con un convivio en el Centro Cultural Tlatelolco, en donde se premiaron a los participantes del concurso “¡Tianguis y mercados… sabores y colores!”. Se entregó la Cámara de Plata a Víctor Monroy de la Rosa por su trayectoria en la docencia. Se entregó el Premio Cuartoscuro 2011 y se inauguraron dos exposiciones fotográficas, así como también hubo ponencias en donde narraron las peripecias los fotoreporteros y artistas de la lente a lo largo de cinco lustros de existencia de una de las más importantes agencias fotográficas de México y América Latina.
            Fundada en 1986 por el fotógrafo zacatecano Pedro Valtierra, Cuartoscuro nació como consecuencia de una búsqueda constante por generar espacios de expresión creativa y periodística, donde las principales herramientas de trabajo fueran el entusiasmo, el compromiso social y la libertad de expresión. Valtierra fue alumno directo del periodista Manuel Becerra Acosta, quien le dijo que México tenía talentos para registrar la vida cotidiana mejor o superior al trabajo realizado por las agencias fotográficas internacionales. Así nació Cuartoscuro.
A lo largo de cinco lustros, han pasado infinidad de talentos por Cuartoscuro y muchos de ellos, sino es que la mayoría estuvieron durante el festejo, por lo que fue una brillante oportunidad de abordar a su fundador Pedro Valtierra Ruvalcaba, pero también a cualquiera de esa familia que se ha dedicado a este bello oficio de informar a través de las imágenes y de fortalecer a la información de los reporteros que día a día le dan a conocer los más importantes sucesos en el ámbito local, nacional e internacional.
“Desde que empezó a rondarnos en la mente la idea de una agencia, nuestros objetivos eran claros: Tener recursos financieros que nos permitieran ser independientes para poder realizar las tareas periodísticas con absoluta libertad, sin compromisos con ningún tipo de poder y atender las necesidades de información gráfica de los medios”, expresó Pedro Valtierra Ruvalcaba en el reciente número de la revista que lleva el nombre de la agencia fotográfica y en la que están las imágenes de las exposiciones que fueron presentadas en el festejo del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
“Nos inspiraba la gran agencia Magnum, toda proporción guardada… pero, se valía soñar en grande ¿o no? Nuestro deseo era viajar por el mundo en busca de los mejores reportajes e historias para nuestros clientes y que muchos periódicos o revistas nos los compraran a buen precio, si se podía en dólares (aún no existían los euros). Pensábamos vender fotos y conservar los negativos para editar en el futuro uno que otro libro, organizar exposiciones en museos y galerías o en donde se pudiera, con tal de llevar la fotografía de prensa a otros espacios pues, contrariamente a lo que algunos conservadores pensaban, sabíamos que la trascendencia de la foto no termina al ser publicada”, agregó el autor del libro “Zacatecas”, editado por su agencia en 1999.
Valtierra recuerda que iban a hacer fotoperiodismo e intentar darle un trato diferente a la imagen, hacer que se le respetara, y a generar nuevas alternativas para obtener ingresos, como vender fotos en las galerías y al público en general, como se hacía en el llamado “primer mundo”. “Tomamos los ejemplos cercamos e inmediatos, como la agencia de los Hermanos Mayo, el trabajo de Agustín Casasola o del propio maestro Héctor García, quien había sostenido durante varios años su agencia Photo Press. Esos eran nuestros objetivos y sueños desde 1984. Sin exagerar, puedo asegurar que muchas veces terminamos a golpes por las discusiones, impulsadas un tanto por el ron que estaba de moda o por el tequila que, aunque a precio accesible, era considerado una bebida nada elegante, a pesar de que sus crudas no eran tan crueles”.
Para el director de Cuartoscuro, los cimientos de la agencia y sus primeros años fueron realmente difíciles, por lo que recuerda que “había ganas y entusiasmo, pero también muchos sueños, pues cuando nos conformamos como la agencia ‘imagenlatina’ el 11 de marzo de 1984 en un estrecho departamento en la calle Vito Alessio Robles en la colonia Florida, el mismo día de mi renuncia al ‘unomasuno’, no había recursos para rollos originales, para latas de película de 100 pies, para químicos, ni para otras necesidades propias de nuestro oficio. Tampoco para la comida”.
“Había invitado a tres fotógrafos a que se sumaran al proyecto. Primero, a Luis Humberto González, quien había aprendido con los Hermanos Mayo y trabajaba para el periódico ‘El Día’, con quien me reunía desde un año antes en el café El Gran Premio o en la cantina La Castellana a intercambiar ideas; luego invitamos a Marco Antonio Cruz, fotógrafo del periódico ‘Oposición’ del Partido Comunista que, aunque sin experiencia en el diarismo, tenía un gran sentido de la composición; al poco tiempo, compartió nuestros puntos de vista el brasileño Jesús Carlos, quien tenía experiencia en retratar movimientos obreros. Incluso ahora recuerdo sus fotos del líder Lula, muchos años antes de ser presidente. Fuimos él y yo quienes aportamos las ideas para el nombre: ‘imagenlatina’, en minúsculas y unidas las palabras, como el ‘unomasuno’, pues queríamos darle continuidad a las ideas de ese periódico”.
Para que esta aventura funcionara, Pedro Valtierra pidió la solidaridad del gran amigo y camarada Arturo Fuentes (¿”Chato”, hace cuántas botellas que no nos vemos hermanito?); de su hermano Eloy Valtierra y del gran veterano de la fotografía Rubén Pax (cómo no recordarlo en los Festivales Internacionales Cervantinos desde los años 90).
“Todos ellos, nos apoyaron con este proyecto y su presentación como agencia ‘imagenlatina’ en el Museo de Culturas Populares, con el apoyo de amigos y amigas como Alfonso Morales y Eblen Macari, quien alegró la fiesta. Arturo y Eloy fueron los ‘barman’ que, con una pata de elefante y soda de cola, hicieron bailar al público asistente, entre ellos al joven reportero de la sección cultural del periódico ‘Excélsior’, Rafael Luviano, quien entre trago y trago nos hizo una entrevista que publicó tres días después. A pesar de los sueños, ideas, fiestas, gritos, ningún medio nos contrató desde marzo hasta junio de ese año”, concretó el buen Pedro Valtierra Ruvalcaba, uno de los iconos del fotoperiodismo nacional, que el pasado miércoles levantamos nuevamente los vasos con mezcal zacatecano para brindar por un cuarto de siglo de Cuartoscuro.
Cumplí con la publicación, tal y como lo hizo en su momento el colega Rafael Luviano, días después. Estamos en paz. Hasta la próxima. Así sea.



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