Félix Morriña
For ¡Yaya!, for
¡Yaya!, because
‘God Is In The
House’ and
‘Into My Arms’
Esperamos casi tres décadas estimado Nick Cave, 30 años
de desolada espera cual Penélope a su Ulises, pero no importó si al final del
túnel apareció tu intensa luz acompañada de tus “Malas Semillas”, esas que
germinaron en el cuerpo y espíritu de tus más de mil asistentes al primero de
dos conciertos en esta primera visita a México. Sé que se quedaron algunos
miles más del interior del país que no pudieron trasladarse al Plaza Condesa
para ver tu poderío en vivo y en directo. Aún conservas esa potente voz, aunque
por momentos queríamos escuchar igual los desgarrados alaridos en algunos coros
como en tus discos, o como en tus videos, donde nos provocas vivir intensamente
cada vez que los vemos de nuevo en el rincón de la casa, donde muchas veces
somos libres.
Aún
recuerdo Nick Cave cuando en un Cervantino adquirí un casete tuyo con un
elegante “booklet” de cartón duro donde venían las letras de las canciones de
tu memorable “Henry’s Dream” (1992), uno de tus discos más frescos del primer
lustro de esa década, parteaguas en cuanto a conciertos en México, pero que
nunca pensábamos que algún día sería motivo de una gira por estas tierras. Ese
casete terminó siendo parte de la colección de materiales discográficos del
buen Enrique Monge, uno de los mexicanos que tuvo la oportunidad de verte en
vivo en París, Francia, hace algunos ayeres, pero que esta vez se quedó varado
y no pudo escuchar el contenido de tu hostia plateada “Push The Sky Away”, el “leit
motiv” que te trajo a casa de la raza de bronce.
Prácticamente el 90 por ciento
de los que arribaron al inmueble de la colonia Condesa, la noche del pasado
lunes 18 de febrero, llegaron una hora antes a la cita con Nick Cave and The
Bad Seeds. Todos sabían que el maestrísimo empezaría puntual (21 horas) su
contundente recital de hora y media, porque los verdaderos seguidores tienen
esa información en mente, salvo uno que otro despistado impuntual a la mexicana
se perdió media hora del creador de temas nodales para la generación de los hoy
cuarentones y más. No hay excusa y no vale que exijan más rolas al repertorio
si no llegaron a tiempo.
Sin
embargo, del “set list” programado para el primero de dos conciertos en México
en el Plaza Condesa, otrora cine popular, a Nick Cave le faltaron tres
canciones (‘You Funeral My Trial’, la infaltable ‘Love Letter’ y ‘Midnight Man’).
No las tocaron por razones de salud, según los promotores, porque algunos de
los integrantes estaban resfriados y le había afectado la altura de la Ciudad
de México. Independientemente de esta situación, el concierto estuvo tan
intenso que nadie reclamó en público, ni lo hizo patente a través de las redes
sociales.
Le bastaron a los fieles
seguidores 90 minutos con casi una veintena de rolas para quedar satisfechos.
Ya habían llorado en silencio cada uno de los sentidos temas (‘God Is In The
House’, ‘Into My Arms’, ‘The Mercy Seat’ y ‘The Ship Song’), ya habían sacudido
sus cuerpos en cada pertinente rola netamente rockera (‘Tupelo’, la inolvidable
‘Deanna’, ‘From Her To Eternity’, ‘Jack The Ripper’ y ‘Stagger Lee’), como las
nuevas rolas del “Push The Sky Away”, las cuales por cierto el respetable se
sabía al dedillo. No había ahí en el Plaza Condesa alguno que no supiese a qué había
ido, es decir, a rendirle pleitesía a Nick Cave and The Bad Seeds.
The Bad
Seeds está conformada por el multiinstrumentista y compositor barbado Warren
Ellis (toca con Nick Cave el violín, el piano y la guitarra y está en la
agrupación desde 1993), el bajista Martyn P Casey (pertenece a las “Malas
Semillas” desde 1991), el percusionista Thomas Wylder (está en la banda desde
1985), el percusionista Jim Sclavunos (forma parte desde 1996) y el pianista y
tecladista Conway Savage (toca en la banda desde 1991). Cabe destacar que todos
los Bad Seeds son australianos, salvo el suizo Thomas Wydler y el
estadounidense Jim Sclavunos. En la banda hubo en algún tiempo alemanes (el
excelso Blixa Bargeld y Roland Wolf) y los británicos Barry Adamson y James
Johnston. Cabe destacar la potencia que aportó en su momento el guitarristas
gringo Kid Congo Powers, pero eso fue entre 1986 y 1989.
Del
nuevo disco “Push The Sky Away”, Nick Cave tocó los temas ‘We No Who U R’,
‘Wide Lovely Eyes’, ‘Jubilee Street’, ‘Higgs Boson Blues’ y la que da título al
nuevo material, con lo cual hizo un equilibrado concierto, mismo que
permanecerá en la memoria colectiva de la clase media ilustrada de este país, ¿o
debería decir de los adultos contemporáneos mexicanos? Para los que no saben
mucho de este artista australiano que inició la banda en 1984, les puedo decir
que Nick Cave acostumbra utilizar un juego de sombras con su silueta con la
iluminación empleada para los conciertos, dando un aspecto teatral gótico muy
característico de su idiosincrasia cultural. Sin duda, se trató de uno de los
mejores conciertos que haya presenciado este interlocutor y por lo consultado
por los demás colegas y amigos, también de los mil y tantos presentes.
Aún no
puedo morir en paz, porque falta que mis ojos alcancen a ver a Leonard Cohen y
Tom Waits en este cada vez desesperanzador país. Si esperamos casi tres décadas
para presenciar al lánguido australiano sobre un entarimado mexica, cuando ya
habíamos perdido toda posibilidad y reclamamos a todo pulmón a Ocesa u otra
empresa para que se arriesgara, esta vez sí que puedo imaginar a esos dos
gigantes frente mío en años próximos. Seguro estoy que miles de mexicanos lo
desean fervientemente. ¡Hasta la próxima!
fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter: @fmorrina
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