Félix Morriña
En
la entrevista al excelente actor José Carlos Ruiz, incluida en el material
extra del DVD sobre el filme “Goitia, un Dios para sí mismo” (1989) del
director Diego López Rivera, el histrión señaló que fue todo un reto
personificar al pintor zacatecano nacido en 1882 y fallecido en la capital del
país en 1960, porque no había absolutamente nada claro sobre la vida personal
del artista plástico. No había registro fidedigno que sirviera para el guión.
En
aquella época José Carlos Ruiz dejó un proyecto en Veracruz con el cineasta
Felipe Cazals para regresar a la ciudad capital y verse con el entonces
desconocido director Diego López Rivera, quien lo convence para que ayudara a
concretar el guión basado en la novela del pintor, porque hasta su llegada sólo
había bosquejos e ideas sueltas, pero no un guión. El experimentado actor
mencionó que fue a todos los sitios donde vivió Goitia para saber más de él y
siempre se encontraba con la misma respuesta: “Era muy buena gente”.
Desesperado, persuadió a cuanto personaje trató con el hermético artista, sin
lograr nada, hasta que decidió transgredir los espacios prohibidos y hablar en
sentido figurado con Goitia hasta lograr lo que se ve en la pantalla.
Una
vez investigado lo suficiente, José Carlos Ruiz y el cineasta Diego López Rivera
llamaron a Raúl Zermeño, Jorge González de León, Enrique Vargas y al hoy famoso
poeta Javier Sicilia para que delimitaran el contenido del guión y el resultado
es una obra digna que todo cinéfilo debe poseer en su filmografía particular,
porque se trata de la historia de uno de los pintores mexicanos más reaccios a
pertenecer a una corriente estética y un reaccionario del pensamiento cultural
burocrático.
Como
muchos saben, Francisco Goitia está situado entre los grandes precursores del Movimiento
del Arte Contemporáneo Mexicano, pero nunca se sintió identificado con sus
compañeros de generación, entre ellos, los muralistas David Alfaro Siqueiros,
José Clemente Orozco, Diego Rivera, Rufino Tamaño y Carlos Mérida. Gran parte
de la vida creativa de Francisco Goitia la hizo aislado de las congratuladas tribus
pictóricas de su época, dedicándose al dibujo y pintura de las comunidades
indígenas del sureste mexicano, principalmente de Oaxaca, porque tenía la firme
convicción de estar integrando a éstos al contexto sociocultural nacional, sin
lograrlo por completo, porque la idiosincrasia de los nativos mexicanos veían a
los mestizos como extraños.
Por
otro lado, Goitia vivía muy atormentado y confundido de 1912 a 1940, porque su
formación académica en la Academia de San Carlos y su aprendizaje en Barcelona,
España; más el conflicto emocional que le generó los arbitrarios resultados de
la Revolución Mexicana y sus enreverados sentimientos religiosos, provocaron
que se afianzara su hermética y ermitaña personalidad, al grado de que muchos
pensaran que encondía su homosexualidad, pero nunca se le confirmó. Lo cierto
es que no se le conoció una mujer, ni tuvo hijos. Los expertos indican que
Goitia tenía un profundo sentimiento religioso, al grado de ver al sexo como un
pecado, por lo que decidió vivir como indican las sagradas escrituras,
provocándole mayor confusión hasta el final de sus días.
En
la película de Diego López Rivera se abordan los últimos años de vida de
Goitia, sin dejar de lado un selecto recorrido por las vivencias más
importantes del pintor hasta llegar a la pintura que siempre le faltó: Un autorretrato,
que por cierto quedó inconcluso. Lo más atractivo del filme de 110 minutos es
que no tiene una narración cronológica, cuenta con un reparto envidiable (José
Carlos Ruiz, Patricia Reyes Spíndola, Alejandro Parodi, Ana Ofelia Murguía,
Angélica Aragón, Alonso Echánove, Fernando Balzaretti, Martha Navarro, Ignacio
Honorato Magaloni y Aurora Clavel), una muy buena fotografía por parte de
Arturo de la Rosa y Jorge Suárez y la dirección de arte de Marisa Pecanins.
Antes
de concluir esta columna, debo hacer un reconocimiento especial a la música
original de Amparo Rubín, que logra dar los ambientes idóneos en los momentos
más inestables de la trama sobre la vida y obra de Goitia. Esta película obtuvo
el premio Catalina de Oro a la Mejor Fotografía en el Festival de Cine de
Cartagena, Colombia, en 1990; así como el Ariel al Mejor Actor (José Carlos
Ruiz); Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Argumento Original, Mejor
Ambientación, Mejor Fotografía y Mejor Música.
Ojalá
que después de esta lista de premios, logre persuadirlo para que usted estimado
lector consiga este DVD ampliamente recomendable por parte de este interlocutor.
¡Hasta la próxima!
fmorrina@yahoo.com.mx
Twitter:
@fmorrina
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