martes, 19 de junio de 2012

La reciente mejor trilogía de rock progresivo


Félix Morriña

Como muchos saben, se le llamó rock progresivo al rock sinfónico a finales de los años 60, cuando los excelsos músicos y los exigentes melómanos no toleraban la sonoridad imperante y marcada por el registro de los tres minutos de duración en las estaciones de radio comerciales. Los educados en conservatorios no estaban dispuestos a obedecer ese patrón impuesto por las transnacionales, por lo que decidieron dar paso a una música compleja, súper estructurada, pretenciosamente “irrepetible” para los domesticados oídos de una audiencia que también estaba esperando un cambio en las estructuras de la música contemporánea.
            De esta manera nació el rock progresivo en Inglaterra y secundado en Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos. A Estados Unidos llegaría muchos años más tarde, una vez que el rock progresivo tuve su mejor auge y ocaso en las naciones mencionadas e influenció a las nuevas generaciones de melómanos del vecino país del norte. Mucho se ha escrito sobre este género del extenso árbol genealógico del rock, al grado de tener presente a la música clásica hecha por Béla Bartók, Claude Debussy e Ígor Stravinski, quienes influenciaron de manera determinante a los compositores de rock progresivo porque eran unos rebeldes empedernidos y avanzados en su época.
            La mayoría tiene presente que las composiciones de las bandas de rock progresivo duran más de cinco minutos e incluso hay sesiones de hasta poco menos de media hora, lo que quiere decir que tuvo que difundirse y distribuirse de una manera distinta en el mercado subterráneo, pero lo mejor de todo es que se realizaban festivales internacionales para dar a conocer los productos grabados por atrevidas disqueras que poco a poco se fueron posicionando y teniendo una audiencia selecta y conocedora.
También las radios universitarias del primer mundo apoyaron este movimiento, promocionándolo de igual manera que la ópera, porque las piezas del rock progresivo tenían una historia literaria detrás como el bel canto, un largo anecdotario de sucesos basados en una obra planificada y proyectada para pensarse, viajarse por tiempos indefinidos. Muchas veces creíamos que la música del rock progresivo se trataba de una obra fílmica propia, porque cada quien se concentraba en las partituras concretas y recreaba su propia película.
Otra de las cosas destacables del rock progresivo eran las obras de arte que mostraban las portadas de los discos de vinil de 33 RPM (Revoluciones Por Minuto). Si alguien no conocía al grupo o desconocía el contenido del nuevo disco de su grupo favorito, lo primero que hacías era evaluar la portada y por la misma terminabas comprando el material discográfico. Había que arriesgarse e invertir buena parte de la quincena en un disco de procedencia extranjera. Los mejores discos, álbumes dobles o triples, venían de Europa.
Cabe destacar que en los años 70 en México no había manera de saber mucho del rock progresivo porque no había información especializada como ahora, salvo viajaras seguido al extranjero o supieras muy bien inglés y tradujeras las pocas revistas que aterrizaban en tus manos. Por eso ahora, con buena información e ingresos se puede tener una discreta colección de rock progresivo en el viejo formato de vinil o bien en disco compacto para darle continuidad al conocimiento y proporcionárselos a las nuevas generaciones, porque el rock progresivo debe seguir influenciando y renovándose constantemente, pese a que ya no es el género imperante, ni el más vendible.
Y para que usted amable lector se compenetre con lo mejor del rock progresivo si no ha escuchado lo suficiente, le recomiendo ampliamente Progressive Rock Trilogy (Music Brokers, 2010), una compilación de 45 temas debidamente remasterizados con las bandas más representativas del género que hiciera famoso Yes, Premiata Forneria Marconi, Jethro Tull, Family, Rick Wakeman, King Crimson, Procul Harum, Tomorrow, Atomic Rooster, Moody Blues, Vanilla Fudge, Caravan, Sof Machine, Gong, Can, Tangerime Dream, Peter Sinfield, Carmen, Banco Del Mutuo Soccorso, Third Ear Band, Brand X y Asia, entre otros.
Sin duda, usted se preguntará por qué en esta lista no aparece Pink Floyd, la respuesta es sencilla, porque los temas “Run Like Hell” y “The Great Gig In The Sky”, ambos de David Gilmour y familia, los interpretan Keith Emerson y Dweezil Zappa (hijo del tatita Frank Zappa) y Steve Howe y Rick Wakeman, respectivamente. Es decir, miembros de Yes haciendo honores a Pink Floyd. Esta trilogía musical, este boxset contiene además un cuadernillo con un estudio realizado por Marcelo Montolivo con una obra pictórica de Ciruelo, misma que es la portada de la trilogía, muy propia del concepto del rock progresivo.
No queda más que invitarlo a pasarse más de tres horas escuchando excelsa, complicada e histórica música que marcara un hito en el rock posterior a la década de los años 70 hasta entrada la década de los años 80. ¡Disfrútela!

Twitter: @fmorrina

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