Félix Morriña
Todavía recuerdo la entrevista con el bajista de la
famosísima banda punk neoyorquina Ramones, Dee Dee Ramone en una de las tantas oficinas
de la empresa organizadora de conciertos Ocesa en Las Lomas de Chapultepec a
principios de la década del nuevo siglo. Fue dos años antes de morir en el
2002. Venía a promocionar un concierto en el Hard Rock de Polanco junto a su nueva
novia argentina y su nueva banda de rock. Fue una entrevista rara, con altas
dosis de cafeína, algunos vaivenes con las ideas que chocaban repetidamente, varias
servilletas sucias con el tufo negro del músico, pero congruencia ideológica y
sobre todo grandilocuencia de saberse una verdadera estrella del punk mundial.
Sabíamos de su trastorno
bipolar y de sus excesos con las drogas duras, por eso me resultó rara la
charla porque es un tipo que bien pudo levantarse y mandar al carajo la reunión
cuando hablábamos de su trabajo con su antigua banda, con la que se dio a
conocer a nivel internacional, pero al caerle bien no hizo aspavientos y
contestó a todos los cuestionamientos hechos por este interlocutor.
Daba la impresión de estar
rehabilitándose y se esforzaba por no mostrar su lado oscuro, su lado perverso,
su lado débil, ése que muestra nerviosismo por ir a prisa por una dosis. La ansiedad
se le veía a una calle de distancia, su mirada reflejaba ganas de atascarse con
heroína o coca, o lo que hubiera disponible,
pero el resto de su cara trataba de ponerse quieta para responder con cierta
claridad. Incluso sus múltiples tatuajes hablaban por él.
Si con un Ramone cualquiera se
pone alerta y atento a cada movimiento, no vaya a ser que se ponga loco y te
toque un madrazo, no quiero imaginarme el descontrol de haber estado frente a todos
los miembros de Ramones. Para mi mala suerte no puede entrevistarlos durante su
primera visita a México en octubre del 2007 cuando tocaron en Pantitlán, a unos
pasos de Neza, pero sí estuve en el concierto donde varias bandas-pandillas de
esa parte del estado de México llegaron en motos y armaron la grande contra los
policías, pero para fortuna de todos no pasó a mayores que provocara una nueva
censura contra los conciertos masivos en este país.
Sabemos también que vino a
México el baterista Marky Ramone en solitario para tocar por tres fechas en
algunos espacios pequeños del DF y del estado de México; luego vino cuando
tocaba con la agrupación Misfist y participó en el Festival Vive Latino del
2009, así que miles de personas tuvieron en algún momento de sus vidas la oportunidad
de ver y estar en un concierto de cierto integrante de Ramones. Como sabrán
presenciar un concierto de punk es todo un acontecimiento que merece ser
recordado a la menor provocación.
Todo esto viene a colación
porque acaba de llegar a mis manos una joya discográfica que usted amable
lector debe poseer, si no es que ya luce en su fonoteca particular. Me refiero al Ramones, The Family Tree (Music Brokers,
2008) un compilación de 28 temas
divididos en dos discos de 14 temas, como era la costumbre de la banda de usar
ese número de rolas en cada uno de sus productos sonoros. Este álbum doble con
todas las características de la banda formada en Forest Hills, Queens-Nueva
York en 1974 contempla el trabajo hecho por el baterista Tommy Ramone, el guitarrista
Johnny Ramone, el bajista Dee Dee Ramone y el cantante Joey Ramone, así como los posteriores
integrantes que se sumaron al proyecto: Marky Ramone (batería), Richie Ramone
(batería), CJ Ramone (bajo) y Elvis Ramone (batería por sólo dos tocadas en
1987).
En
este producto redondo en el sentido estricto de la palabra están las
producciones paralelas, independientes y las colaboraciones que hicieran los
integrantes de Ramones con distintos músicos del punk rock como el legendario cantante
Lemmy de Motörhead en la rola “Good Rockin’ Tonight”, donde además participan
The Swing Cats y Johnny Ramone. Escuchar el himno Ramone “Blitzkrieg Bop” con
la banda alemana de punk Die Toten Hosen (quienes vinieron la primera vez a
México para tocar en el Museo Universitario del Chopo y la segunda fue en el Instituto
Goethe) resultó todo una agasajo, como también disfrutar plenamente “Cherry
Bomb” de Marky Ramone con Cherie Currie y Wayner Kramer.
Otras
de las rolas que no puedes dejar de escuchar son “Viva las Vegas” de The Swing
Cats con Johnny Ramone; “Judy Is a Punk” con la banda completa; “Now I Wanna Be
Sedated” de Dee Dee Ramone; el cover Beatle de “Nowhere Man” de Marky Ramone
con The Intruders; “Do It To Me” de Bad Chooper, la banda de CJ Ramone; “Meatball
Sandwich” de Youth Gone Mad con Joey Ramone; “I’m Making Monsters For My Friends”
de Dee Dee Ramone con I.C.L.C. y la voz de la maestra alemana Nina Hagen; “Don’t
Blame Me” de Marky Ramone con The Intruders y la voz cachonda de Joan Jett y “The
Bowery Electric” con la banda del mismo nombre conformada en ese entonces por
Marky, CJ y Tommy Ramone, así como otras tantas que usted lector deberá
escuchar por cuenta propia.
Ramones, The
Family Tree
es una de esas obras que cuesten lo que cuesten deben estar acompañándonos en los
mejores momentos de la fiesta de fin de semana, como la que recién viví. Por
cierto, el disco incluye un cuadernillo en inglés y español con la historia detrás
de cada una de las 28 rolas incluidas. Los dejo porque la resaca está tratando
de explotar mi cabeza y el punk rock no lo está resolviendo nada bien. Hasta la
próxima. ¡Salud!
Twitter:
@fmorrina
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