Félix Morriña
De
algo sí estoy seguro, Charlie Monttana no es falso, aunque sí muy ojete, según muchos
de sus detractores músicos y críticos. Yo lo veo como una reliquia viviente de
la banda ñera de un país en decadencia. Charlie Monttana es tan genuino como un
vaso de Jack Daniels, junto a una rubia cerveza Corona, a la mañana de una
cruda independentista y tan macho como para colocar dos muñecas Barbie en la
portada del primer disco de tres de la serie Pares y duetos.
Charlie
Monttana también es conocido como la Yuri
del rock, como el Playboy
Mexicatihaui Lover que luce siempre borracho acompañado de sexy ropa interior
femenina y una baraja en lugar de antiguas navajas para rasurar o rastrillos.
Charlie Monttana es la viva representación del Art Nacó mexicano. Si hay Art
Decó, por qué no habrá de existir el Art
Nacó.
¿De qué habla Charlie Monttana en sus
rolas? De lo que vive la banda roñosa del país, de las carencias de la clase
trabajadora ñera, de sus abusos clasistas y de las verdades de los sin nada,
pero de ésos a los que les vale madres. Charlie Monttana es reconocido en todo
el submundo submetropolitano como un guerrero de un ejército creciente de
nacotecas a punto de tomar por asalto la clase media ilustrada. Ellos, los
nacotecas, aman a Charlie Monttana como aman los que le van al América. No
importa si saben que existen las universidades, porque viven al día y sólo
importa sobrevivir. Ganarle un día más a la muerte.
Por esa razón, y algunas más,
Charlie Monttana es apreciado por músicos de la talla de Chava, cantante de La
Castañeda; por los Ratones Paranoicos, esos argentinos stonianos que conocieron
a la neta de netas de México; por José Fors, de la Cuca; por la cachonda Jessy
Bulbo; por los estúpidos Moderatto; por los raztecas de los Rastrillos; por sus
homólogos de lucha: Vago, El Haragán y Rod Levario. Todos estos monitos
participan en el primer disco de la serie de tres.
Rolas como “Déjame rocanrolearte”, “Todos
estos años”, “Pinche vatito”, “He andado chupando”, “Como las hojas”, “Hipócrita”,
“La rubia” y “Te quiero”, entre otras, muestran la filosofía de la calle y los
excesos. Charlie Monttana gana tanto dinero como Caifanes o Jaguares al año, que
no le queda nada en los bolsillos cuando lo ves en el Tianguis Cultural del
Chopo, porque él sí se los chupa todo de un jalón y pide más. No tiene
llenadera. Él pide morir sobre el escenario, cual estrella de rock verdadero.
Cuando se le pregunta a Monttana que
bandas o cantantes faltaron en esta colección, sólo alcanza a decirte que “hubo
grandes luminarias que aparecieron al principio del proyecto (que inicialmente
era un reality show titulado Charlie Monttana Rock Star Exa Tv) que
al final no grabaron, unos por su difícil agenda de trabajo y otros porque de
plano le mamonearon e hicimos una cosa muy bonita: un concurso llamado Monttana Idol, donde concursaron como 17
carnales (fancitos pues) y ganó una chica de Querétaro, quien grabó un track.
Enhorabuena querida Mel”.
Sobre si esta serie de tres discos,
se tratara de un homenaje o un tributo a su persona-personaje, Monttana mienta
madres, se revuelca, te la hace de pedo y casi te escupe la cara para decirte: “Siempre
odié esa mierda de homenajes, tributos y eso de compactos de grandes éxitos. Ya
saben, algunos sacan discos con temas tuyos, valiéndole madres tu talento y
capacidad artística sin darte crédito alguno. Eso es una ojetes y no lo que yo
hago. Por esa razón decidí sacar estos tres discos con carnalitos de verdad. Es
un orgullo haber trabajado con todos estos personajes. Que se vayan a la
chingada los demás”.
Ya saben a lo que le tiran con esta
serie de tres discos de Charlie Monttana titulados Pares y duetos. Suerte.
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