Félix Morriña
Luego
del excelente concierto ofrecido hace una semana en la explanada principal de Ocoyoacac
dentro de las festividades del Carnaval 2012, organizado por la administración
del alcalde perredista Joel Cerón Tovar, charlamos con el cantante, guitarrista
y compositor de Botellita de Jerez, Sergio Arau en el bar “La Cuba”, sobre su
quehacer creativo dentro del séptimo arte, sobre su residencia en Los Ángeles,
California, sobre la familia y sus proyectos más allá del grupo que lo
catapultó en el ambiente artístico allende las fronteras mexicanas.
De entrada Sergio Arau dijo que
sufrió tremenda crisis emocional y creativa cuando cumplió 50 años de edad. No
supo a qué se debía, sólo recuerda que estaba muy resentido con lo que había
vivido a lo largo de medio siglo de existencia y que no sabía cómo resolverlo. “Estaba
muy enojado con todo y con todos y no sabía muy bien por qué, pero ahora que
cumplí 60 años de edad y que la gente me dice que no pasan por mí los años, les
digo que sí me siento de esa edad y que respondo a las necesidades propias de
la gente que tiene 60 años. Sin duda me cuido mucho, además de que no me excedí
mucho en mis tiempos, ¡ja, ja, ja, ja, ja! Ahora lo que me hace falta son más
novias, ¡ja, ja, ja, ja, ja!”, acotó con tremendas risotadas el compositor de “La
invasión”.
Y ya que hablamos de esa canción dolida,
dolorosa para todos los que en algún momento de nuestra vidas nos llegamos a
quedar solos, ya sea porque nos abandonaron, ya sea porque nos abandonamos y
vivimos día a día en la completa reflexión en solitario, Sergio Arau explicó
que no toca esa canción cuando hay integrantes de su familia, porque les
recuerda momentos tortuosos. Para los que seguimos la carrera de Sergio Arau y
del resto de los integrantes de Botellita de Jerez, nos atrevemos a decir que “La
invasión”, incluida como la quinta rola del disco de vinil de Sergio Arau y Los Mismísimos Ángeles (1989)
viene a ser como “Stairway To Heaven” de Led Zeppelin, es decir, nunca la
tocaron después de cierto tiempo, por considerarla dañina para la salud mental
de sus integrantes.
“De
hecho ni la canto en público, o trato de no hacerlo. Han pasado ya muchos años
desde que la toqué por última vez. Ya no recuerdo cuándo fue esa ocasión. Lo
que he hecho es ensayarla en privado para no olvidar la letra, ni la canción,
ni el sentimiento que provoca. Además, tengo pensado revivirla a través del
comic. Debo buscar los avances de ese comic en mi casa de Los Ángeles,
California, donde vivo. No sé dónde están con exactitud, pero una vez que los
encuentre trabajaré en el comic. Seguro esa canción revivirá de esa manera”,
enfatizó con vaso de vino tinto en mano y una sonrisa de oreja a oreja.
“Primero entró por debajo de la
puerta/ fue al otro día después de que te fuiste./ Y yo me la pasaba todo el
tiempo en una silla sentado/ con la mirada en la puerta y la esperanza en tu
vuelta./ Sentí su entrada, por eso percibí/ cómo invadía la casa poco a poco/
su llegada fue tímida y discreta,/ luego parece que tomó confianza./ Y yo me la
pasaba todo el tiempo en una silla sentado/ con la mirada en la puerta y la
esperanza en tu vuelta./ Comenzó a meterse en los rincones/ en los hoyos de la
pared descascarada,/ me recordó el comportamiento de los gases/ imagino la casa
como un tanque./ Y yo me la pasaba todo el tiempo en una silla sentado/ con la
mirada en la puerta y la esperanza en tu vuelta./ La invasión ya casi era
total/ los lugares más íntimos faltaban/ el buró con tus fotos y la cama/ ahí
se acercaba con más dificultad./ Y yo me la pasaba todo el tiempo en una silla
sentado/ con la mirada en la puerta y la esperanza en tu vuelta./ Todo se
detuvo, la invasión estaba hecha/ tu ausencia había llenado nuestra casa/ giré
la silla, lo hice lentamente/ y me senté de espaldas a la puerta/ en la pared
la mirada y mi esperanza en la nada./ En la pared la mirada y mi esperanza en
la nada./ En la pared la mirada y mi esperanza en la nada,/ no sé por qué te
fuiste, por qué me abandonaste/ sin ti mi cama es ancha, como dijo Joan Manuel
Serrat./ En la pared la mirada y mi esperanza en la nada, tu ausencia me
derrumba, tu ausencia me apachurra. En la pared la mirada y mi esperanza en la
nada,/ no te vayas, no me dejes, no me abandones, negra…”.
Esta canción fue compuesta luego de
haber grabado tres discos con Botellita de Jerez. Arau se separó una larga
temporada del grupo por diferencias personales. En la portada del disco Sergio
Arau trae una máscara negra como homenaje a los luchadores mexicanos y su
inseparable guitarra con el símbolo nacional. Esa misma lira la usó en el
concierto de Botellita de Jerez efectuado el lunes de la semana pasada en
Ocoyoacac. Dicha seis cuerdas viajó en la cajuela de un taxi de Tlalpan a la
explanada del municipio mexiquense. El conductor ni idea tenía de qué joya
estaba transportando. Cosas de la vida.
En
aquella época, Los Mismísimos Ángeles estaba integrado por el guitarrista,
corista y periodista cultural, Óscar Sarquiz, el seis cuerdas Salvador de la
Fuente, el baterista Alfredo Velázquez y el bajista Chucho Mendoza. De ellos se
sabe poco. También el compositor de “Tres caídas”, “Amor al rastro”, “Hoy
traigo al diablo por dentro”, “Cuando me dices que no”, “De hecho”, “No me late
la tira” y “Se siente” contó que está a punto de dirigir una nueva película, se
llamará Estrellita Marinera basada en
la obra de 1999 de la escritora Laura Esquivel, quien se encargó del guión. De
paso recomendó que consultara el contenido del documental sobre migración Cosecha del imperio, donde participó en
la dirección junto a su esposa Yareli Arizmendi, pero quitaron los créditos por
un problema con los productores. En ese documental entrevistaron a voces
autorizadas sobre el tema, entre ellos al filósofo y lingüista Noam Chomsky.
Por
otro lado, Sergio Arau dijo que trabajó en el cartel del filme de Duncan
Bridgeman I Giant Leap, el cual no se
conoce en México, pero que hará lo posible por darlo a conocer. Cabe recordar
que Arau fue director del filme Un día
sin mexicanos, en donde pone de manifiesto su punto de vista sobre la
migración latina en la Unión Americana. Sin duda, a sus 60 años de edad, Sergio
Arau seguirá dando mucho de qué hablar. Estemos el pendiente.
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