Félix Morriña
Me invitaron y comisionaron a ir por ellos hasta Tlalpan,
a lo cual acepté con mucho gusto. Acompañé a Juan Felipe La Cuba, uno de los promotores del concierto. Una vez estando con
ellos, la cosa se transformó, porque el estrés que implica estar detrás de la organización
de un concierto de Botellita de Jerez no es cualquier cosa, más si no hay las
suficientes condiciones laborales. No hubo vehículo oficial, ni viáticos, mucho
menos pago de horas extras para el personal que se la partió para atender a los
artistas invitados al Carnaval de Ocoyoacac 2012, planeado y ejecutado por la administración
que preside Joel Cerón Tovar.
Al final todo se resolvió,
gracias a la camaradería. Los integrantes originales de Botellita de Jerez (el guitarrista
Sergio Arau; el bajista Armando Vega-Gil y el baterista Paco Barrios El Mastuerzo, todos además compositores
y cantantes) no hicieron tanta bronca por trasladar en taxis del Distrito
Federal a Ocoyoacac sus instrumentos musicales. Se solidarizaron como buenos
hermanos, colegas y artistas de gran valía. No se consiguió una camioneta para
trasladar el equipo musical personal de cada uno de ellos, por lo que agradecemos
a los taxistas contratados en la Tierra del Ocote y La Marquesa que no se
mancharan con los costos y no abusaran de la confianza mostrada.
Sobre el trayecto, la policía
detuvo en Observatorio la Guaca Guacarocker,
una combi (¡sí, una combi en la que viajan los músicos!) rotulada con el sello
de la veterana banda. De inmediato, El Mastuerzo
hizo valer su papel de secretario y tesorero del grupo, dándole un autógrafo al
oficial y partir a toda prisa antes de que se dieran cuenta de que no traía una
placa. Los Botellos, realmente se
arriesgaron a que metieran al corralón a su querida combi, pero El Mastuezo dijo: “Con tal de tocar para
esa banda de Ocoyoacac, vamos carnal Morriña”. Y así fue.
En punto de las 20:30 Botellita
de Jerez subió al escenario para tocar 10 rolas por espacio de hora y media,
más encore. Los temas fueron
exclusivamente del primer periodo (que partió en 1984), por lo que la raza
ocoyoaquense, mayoritariamente joven, disfrutó de “Guacarock”, “1, 2, 3
probando”, “Guarda mi corazón”, “Adicto”, “Saca”, “¿Te gusta a ti ese son?”, “Oh
Dennis”, “Charrock And Roll”, “El Guacarrock del Santo”, “El Guacarrock de La
Malinche”, “El Tlálocman” y de encore
“Alarma de tos”.
La raza se portó a la altura de
las expectativas. La plaza de los Insurgentes se llenó, pese a la poca o nula
difusión, porque las autoridades municipales prefirieron la discreción para no
tener tumultos que no pudieran controlar. No dispusieron de baños públicos portátiles,
haciendo su agosto los comercios establecidos, sin queja de nadie. El consumo
etílico fue moderado y las atenciones del público para con Botellita de Jerez
fueron fraternalmente mutuas. Autógrafos por doquier y fotos hasta con bebés.
Muchos seguidores de la capital
del estado y conocedores de la importancia que significa Botellita de Jerez
para la cultura musical de este país, se trasladaron como pudieron a la plaza
central de Ocoyoacac para pasar una buena velada con esta agrupación que
influenció y abrió camino para que existieran Maldita Vecindad y Los Hijos del
Quinto Patio y Café Tacuba para mencionar tan sólo a dos de los grandes.
Desde este espacio agradezco
ser amigo de estos camaradas que apoyaron la realización del concierto con
todas las limitaciones propias de un encuentro gratuito en un municipio donde antes
no habían sido invitados y muchos dudaban que se realizara. También a los
colegas de Radio Mexiquense, Milenio, Ocoyoacac Tv, Rockmanía, revista Ágora
Mexiquense y esta casa editora, entre otros, que se dieron cita para estar con
Botellita de Jerez. Nos vemos en el siguiente Guacarrock.
Pasando
a otro tema, llegó a mis manos el disco Relicario.
Bolero gótico II de Salvador y Los Eones, el cual contiene 13 rolas,
algunas nacidas como boleros, otras como rancheras, pero convertidas todas al
metal gótico por esta agrupación, lo cual a muchos ortodoxos y conservadores
sonoros les provocará gran molestia por la transformación que sufren los temas
clásicos “Bodas negras” de Julio Jaramillo, “Mi querido viejo” de Piero, “Preso
número 9” cantada desde Nelson Ned hasta Joan Baez, pasando por Los Tres Caballeros
y Gerardo Reyes, pero compuesta por Roberto Cantoral.
El tema “Ella” de José Alfredo
Jiménez puede que no provoque mayor bronca, porque el buen camarada Salvador
Moreno la ha cantado desde hace mucho tiempo, desde la época de La Castañeda,
junto a otro tema de Javier Solís, “El Loco”, por lo que muchos jóvenes que las
escucharon primero con Chava y luego llegaron a los temas originales, las han
asimilado sin prejuicios. En el caso de “Callejero” del argentino Alberto Cortez,
puedo atreverme a decir es el mejor tema del disco, muy por encima del tema
promocional de otro argentino, Piero, con “Mi viejo”.
Cuando uno escucha a Salvador
Moreno meterle feeling a la letra “Era
callejero por derechos propio;/ su filosofía de la libertad/ fue ganar la suya,
sin atar a otros/ y sobre los otros no pasar jamás./ Aunque fue de todos, nunca
tuvo dueño/ que condicionara su razón de ser./ Libre como el viento era nuestro
perro,/ nuestro y de la calle que lo vio nacer./ Era un callejero con el sol a
cuestas,/ fiel a su destino y a su parecer;/ sin tener horario para hacer la
siesta/ ni rendirle cuentas al amanecer./ Era nuestro perrooooo, era nuestro
perroooo…”, no queda más que comprársela, aceptarla y hacerla suya, de uno, de
todos.
Sin embargo, la propuesta del
otrora líder y cantante de La Castañeda, Salvador Moreno; el seis cuerdas
Víctor Manuel, el bajista Juan Kahos Rentería, el guitarrista Kuauhtli Rentería
y el baterista y percusionista Herbey Morales, no se queda sólo en hacer su
versión libre dentro del metal gótico de temas memorables, sino que también
compusieron sus propios temas para redondear el producto terminado: “Deja Vu”, “De
noche” y “La X perfecta”.
Cabe destacar que este disco
secunda con mejores condiciones a su antecesor titulado Amormuerte, el cual será reeditado por la independiente Prodics.
Cuando escuche “Con mis propias manos”, “Nuestro juramento”, “Creo”, “Simón el
enterrador”, la nostalgia ranchera abolerada llegará de inmediato para invitarle
unos tragos y de paso hurgará en su memoria para saber quién es el autor y
quién fue su mejor intérprete. Lo invito a practicar ese ejercicio mental,
teniendo como fondo el contenido de Relicario.
Bolero gótico II de Salvador y Los Eones. Estamos en contacto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario