Félix Morriña
Desde mi época universitaria no me acercaba al cine ruso, en especial al del maestro Andrei Tarkovsky. Recuerdo haber visto algunos ciclos de cine de la desaparecida Unión Soviética, tanto en la Cineteca Nacional como en la entonces ENEP Acatlán. El goce de analizar ese tipo de filmes con todo y ensayos de expertos en la materia, era como si estuvieras frente a frente con el cineasta. La imaginación era la vía para llegar al éxtasis fílmico.
Tuvieron que pasar más de tres lustros para que llegara a mis manos en formato DVD el filme El espejo, considerada por los críticos y conocedores de la obra cinematográfica de Andrei Tarkovsky como la más excelsa y definitivamente la más introspectiva, debido a que hay discretos datos personales, por lo que se puede calificar como una película autobiográfica. Los cinéfilos exigentes tienen la posibilidad de adquirir este material completamente en formato digital, luego de 36 años de su primera proyección.
En este 35 milímetros Tarkovsky nos entrega su visión del mundo, nos muestra pasajes de su infancia, los momentos más sublimes con su madre con todo y sus problemas laborales en una época de extrema crisis socioeconómica; el alejamiento de su padre porque fue llamado por el Ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial; así como sus ensoñaciones que provocan en el espectador hipnotismo y un exquisito recorrido entre el blanco y negro con tomas a color. Esta mezcla en la que también hay tomas en sepia, dejan un sabor de boca inusual, porque no se trata de un cine fácil como el hollywoodense.
Cabe señalar que El espejo data de 1975, año en el que el séptimo arte gozaba de una intelectualidad especial en México, había material cinematográfico suficiente para concretar una generación exigente, crítica y voraz, por lo que El espejo permitió acercarse a ese cine hecho en otra cultura, con otro lenguaje que poco tiene que ver con lo occidental, con otra fonética y con poesía.
Sí, esta película de 108 minutos con las actuaciones de Philip Yankovsky, Margarita Terekova e Ignat Daniltsev, tiene la virtud de contar con la poesía del padre de Tarkovsky, Arseni. Escuchar de voz del progenitor del cineasta los versos de su colección “Primeros encuentros” resulta una experiencia aparte, al grado de convertirse por momentos en el eje rector de la película. También las largas y lentas secuencias son poéticas, como lo son esos momentos en los que aparecen las imágenes pictóricas de Leonardo Da Vinci, los pasajes de la guerra mundial y la vegetación bailando al ritmo del viento. La belleza cinematográfica de El espejo, donde toda tu vida es un reflejo de ti, es única y distintiva de Tarkovsky. Se debe ver con la sensibilidad interpersonal con todo lo que se posee.
Debo aclarar, por respeto a mis lectores y al idioma ruso, que si los nombres de los actores no están aparentemente bien escritos es porque descubrí que no hay una traducción única y rígida. No hay una regla que exija cómo se debe traducir al español o inglés esos nombres como otras tantas expresiones de esa nación. Lo que sí sabemos es que se estandarizó una forma para que todos supiéramos de qué o de quién nos estamos refiriendo.
Mucho quisiera escribir sobre esta cinta de culto, pero prefiero mejor que ustedes hagan lo propio para cuando la hayan visto, mientras paso radicalmente a otra película que llegó a mis manos hace una semana, se trata de The Mechanic (mejor conocida en México como El especialista) del cineasta Simon West, quien hace un remake de la cinta de Michael Winner proyectada en 1972 y que tenía como protagonista nada más y nada menos que a Charles Bronson. Para la nueva versión está al frente el actor Jason Statham, quien poco a poco se ido comiendo al mercado hollywoodense y convenciendo a las masas. Este interlocutor en varias ocasiones le ha palomeado por sus brillantes y sutiles actuaciones en filmes de mediano alcance en el continente americano.
La película de West refresca el concepto ideado por Winner, lo actualiza y hasta lo pone como si fuese un trabajo fílmico reciente por la temática, consistente en narrar la historia de un asesino a sueldo que ultima incluso a su propio mentor, para luego enseñar esas artes al hijo. El politoxicómano primogénito se entera que su maestro fue el asesino de su padre y decide vengarse, pero no todo se cumple como se desea. En la película actúan además Ben Foster y el genial Donald Sutherland. El cineasta dirigió anteriormente Lara Croft: Tom Raider y Conflictos en el aire, para que se den una idea.
Ya tienen dos pretextos para encerrarse este fin de semana y no olviden que ya es el mes de los festivales culturales. Estamos en contacto.
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