Félix Morriña
No pude dejar de verla más de una ocasión. Me atrapó desde el inicio, porque me recordó de inmediato a muchas películas Series B pero con mucha animación. También me recordó a los filmes de comics, pero de personajes poco heroicos y nada transnacionales, sino independientes y con mucha cola que les pisen, casi anti heroicos. Me situó en las películas de acción que puedes compartir con tu familia un fin de semana sin la necesidad de hacer muecas por el exceso de violencia presentada, pero sin un arma de fuego de por medio. No hay detonación alguna. Bunraku es una película estrenada en la Unión Americana en el 2010 por el cineasta Guy Moshe que ahora puedes apreciar en formato DVD.
Para muchos críticos es un filme experimental carente de argumento, con mucha parafernalia escénica, con memorables actuaciones, inolvidable fotografía, pero falto de contenido lírico, más no estético, y demasiadas artes marciales. Sin duda, los detractores de Bunraku tienen algo de razón, con la salvedad de que la recomendaría ampliamente al lado de películas como Sin City (2005) de Frank Miller y Robert Rodríguez, y Boogie, el aceitoso (2009), de Gustavo Cova, por mencionar dos de los filmes que bien puedes ver en paquete un fin de semana en casa.
Además, la música es de destacarse en las tres propuestas, pero en la cinta de Guy Moshe se te quedan las tonadas irremediablemente en la cabeza hasta tararearlas sin pensar. Como muchos saben, Bunraku es el arte de las marionetas japonesas, que llevadas al cine, resulta un homenaje velado a la cultura nipona. Si a ello, le agregamos las escenas circenses en un ambiente netamente oriental, el resultado es plausible. Un aspecto que no se olvida fácilmente, es el guión sobre la violencia, la venganza, el respeto a la superioridad del otro; al valor de la sobrevivencia y sobre todo a la integridad física.
Hay un pasaje nodal en la película, cuando el cantinero encarnado en Woody Harrelson le dice al vaquero vagabundo sin pistola, caracterizado por Josh Harnett, que siempre hay un ser superior a cualquiera y que nunca muere la esperanza, pese a que el amor sea pasajero. Ellos están hablando de acabar con la tiranía impuesta en este mundo futurista, sin armas de fuego, por el villano asesino “Nicola”, personaje del genial Ron Perlman. Como siempre, no falta la fémina seductora y este papel de prostituta lo desempeña Demi Moore, justo antes de tener problemas con su delgadez.
Quien de plano se lleva las palmas es el cantante rockero japonés Gackt, quien personifica a un estilidizadísimo samurái sin espada. Por momentos, cualquiera pensaría que se trata de una femme fatal oriental con todo arco y flechas para acabar con el ejército de malosos de Ron Perlman. En la cinta de Moshe hay además el contexto de nueve asesinos profesionales que protegen a “Nicola” en su mansión, pero antes de llegar a él hay un campamento de guerreros estilizados y vestidos completamente de rojo, encargados de aterrorizar a los lugareños de esta singular ciudad.
Hay una secuencia especial en el bar de Harrelson donde le presenta a Gackt su pasatiempo: Coleccionar dibujos japoneses en relieve, las cuales conforman la historia de un ser picado por un arácnido hasta transformarlo en lo que muchos pensarían sería el Hombre Araña. Este momento de la película significa para el cineasta Guy Moshe el homenaje al arte del Bunraku. Por otro lado, el vestuario juega un papel importante en Bunraku, porque concreta el simbolismo deseado por Guy Moshe, como también los niveles y caracterizaciones de los nueve asesinos que protegen al personaje principal, conocido también como “El Leñador”, quien tiene todo, menos entretenimiento y libertad, porque debe fomentar el mito desde su trinchera y desde donde controla los juegos de cartas vía satelital. Al final es un ente triste y lleno de recuerdos de grandeza y destrucción.
La película es una obra que seguro muchos quisieran corregir para mejorarla, yo prefiero dejarla así, porque con todo y errores y recurrencias logró atraparme. Hay momentos en los que todo reseñista debe bajar la guardia y sonreír libremente sin prejuicios. Lo que sí estoy completamente de acuerdo con los detractores es en el título que le pusieron en español para el DVD en cuestión: La venganza de los nueve asesinos: Bunraku, que nada tiene que ver con el espíritu de la cinta. Además en el disco compacto viene otra leyenda que altera el título. Habrá que llamarle la atención al diseñador y todos los encargados del arte. Disfrútenla.
fmorrina @yahoo.com.mx
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