Félix Morriña
Luego de la desilusión a la que fuimos expuestos con “nuestros” representantes de la sociedad “servil”, liderados por el poeta Javier Sicilia, ante el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, en la que salieron bien libradas las instituciones encargadas de brindarnos seguridad a los más de 110 millones de mexicanos, no queda más que resignarnos a seguir perdiendo vidas inocentes en medio de una guerra contra el crimen organizado en la no ganará la Federación, porque están severamente contaminadas por la corrupción.
En esta desigual guerra se han perdido, en lo que va del sexenio panista de Calderón Hinojosa, más de 40 mil vidas, entre inocentes y lo que llaman en la Unión Americana, daños colaterales. Pues bien, contrarrestando esta información, tenemos que en Colombia ha cobrado la vida de más de 70 mil personas en los últimos 20 años, gracias a los conflictos armados entre paramilitares, soldados y grupos guerrilleros, quienes se han enfrascado en una lucha político-ideológica por el control territorial en la lucha de clases y la búsqueda de mejores condiciones para sobrevivir.
También en esa nación sudamericana, los grupos armados han utilizado a más de 14 mil niños que preparan para sus fines idiosincráticos, con lo cual se han ganado la repulsión de un importante sector de la población colombiana y de la comunidad internacional. Hay otro sector que se atrevería a mencionar que esos infantes han nacido para luchar por una Colombia diferente y que habrá que arrebatárselos al sistema opresor.
Organismos No Gubernamentales internacionales han dado a conocer que la mitad de los municipios rurales de Colombia tienen minas antipersonales y que desde 1900 han sido heridas o muertas más de cinco mil habitantes por haberlas pisado accidentalmente. En este mismo país, más de 13 mil personas han sido secuestradas y en el 2008 más de tres mil seguían en manos de la guerrilla, quienes piden impuestos de guerra porque esos secuestrados son llamados “prisioneros de guerra”.
¿Qué resultados arrojan estas cifras en Colombia que pueden servir como ejemplo para los mexicanos inmersos en una inútil, desgarradora, desigual y estúpida guerra contra las drogas y narcotraficantes pertenecientes al crimen organizado? Ponemos sólo dos resultados en este momento. El primero: Más de tres millones de colombianos desplazados porque no aguantan la presión y la falta de interés e ineficiencia de las autoridades de todos los niveles de gobierno. El segundo resultado: Más de 40 mil familias desintegradas.
Estos datos vienen a colación justo después del encuentro entre Javier Sicilia y los representantes de la sociedad civil que se dieron cita la semana pasada con el presidente Calderón. También, después de las reflexiones proporcionadas y generadas por la ópera prima, filmada en el 2008, por el documentalista, productor, videasta y guionista mexicano Rafael Lara, titulado “La milagrosa”, la cual salió en DVD recientemente y que estuvo a punto de no ser exhibida en octubre del año pasado por considerarla “de contenido pesado” por los distribuidores y porque la realidad colombiana no es igual a la nuestra. En efecto, no es igual, es todavía peor.
Tuvo que salir a defenderla el actor y productor Eugenio Derbez, porque ni siquiera la comunidad intelectual nacional se atrevió. Derbez tuvo las agallas de apoyarla y de colocar en la sinopsis: “La milagrosa” (que es una venerada virgen colombiana) “cuenta la historia de Eduardo, un joven bogotano de clase alta quien es secuestrado por un grupo guerrillero comandado por ‘El Lagarto’. Eduardo lucha por sobrevivir entre el fuego cruzado de soldados, guerrilleros y paramilitares, al tiempo que aprende una manera distinta de entender su realidad, caracterizada por la desigualdad y la injusticia social. La realidad del conflicto armado y la tragedia del secuestro en Colombia, refleja una situación que se parece cada vez más al presente de México”.
“La milagrosa” es un trabajo fílmico serio, bien investigado por el cineasta mexicano Rafa Lara. Tiene buena fotografía, sonidos y efectos especiales, así como actuaciones de primera de colombianos y mexicanos y una banda sonora plausible, en la que participan Los Aterciopelados (ver video “Hijos de tigre” para apreciar más el largometraje), Juanes (quien incluyó su tema “Sueños”) y el grupo The Hall Effect, quienes quisieron participar por el contenido de la película. Definitivamente, deben verla lo antes posible.
Finalmente, si tenemos en México más de 40 mil muertos en cinco años, ¿acaso esperamos ser el número uno en daños colaterales, sólo porque el presidente está obstinado en “acabar” con el crimen organizado con las instituciones gubernamentales podridas? Usted, ¿qué piensa?, ¿cuál es su opinión?
fmorrina@yahoo.com.mx
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