lunes, 26 de noviembre de 2012

“Fotogramas de una gran ciudad”, la melancólica propuesta musical de El Gabinete

Félix Morriña


Antes de que el nuevo mandatario de esta nación dé a conocer a los integrantes de su Gabinete, el próximo fin de semana, yo le propongo uno alterno para salvaguardar los intereses de la nación durante los próximos seis años. Este Gabinete alterno será uno de los más sobresalientes de todos los tiempos. Es más, me atrevo a decir que estos secretarios o ministros de Estado operarán al margen de los nombrados por el priísta Enrique Peña Nieto.
El listado quedará de la siguiente manera: Secretario de Cultura, el maestro Daniel Aspuru; el Secretario de la Defensa, el mandamás Kristian Galicia; Secretario de Gobernación, el dictatorial Enrique Gil; Secretario de Turismo, el campechano y despreocupado Hugo Trejo; Secretario de Comunicaciones y Transportes, el desinteresado en el pulpo camionero, Ángel Boligán; Secretario de Educación Pública, el ilustrado Alejandro Magallanes; Ministro del Interior, el políglota Felipunk Miranda y para cubrir al nuevo jefe del Ejecutivo en asuntos internacionales, sobre todo con los conflictos existenciales venideros en el nuevo desorden mundial, estará Philippe Amand.
Sepan todos de una buena vez, que El Gabinete es un grupo de músicos mexicanos de procedencia lingüística dudosa y apellidos sacados de las huestes de la instrumentación verbal internacional, al grado de que con tan sólo tres discos han dado de qué hablar por todos los sitios donde se han parado. Desde el primer trabajo sonoro, titulado El Gabinete (2007), seguido por Pasando aceite (2010) y el reciente Fotogramas de una gran ciudad (2012), el grupo se ha destacado por su alto nivel musical y propuesta escénica, como también de promoción y difusión de la cultura a través de encuestas que delimitan las demandas y necesidades de los interesados, sea cual sea su nacionalidad, pero que les gusta esta nación.
            El saxofonista, pianista, operador de la tabla hindú, sintetizadores y percusiones, Daniel Aspuru dijo previo a la presentación oficial de Fotogramas de una gran ciudad (Fonarte Latino, 2012), el pasado sábado 22 de septiembre en el Claustro de Sor Juana, que el disco saldría a finales de noviembre, que estaría dividido en cinco actos, con un total de 13 cortes musicales y que estaría basado, inspirado y compuesto para la película Berlín, sinfonía de una gran ciudad del cineasta Walter Ruttmann, proyectada en 1927, en la que se ve a una Alemania destruida por fatídico enfrentamientos bélicos, tal y como ahora percibe El Gabinete a México.
            La película Berlín, sinfonía de una ciudad, según el blog Arquicine-Agus es un experimento de montaje cinematográfico, estructurado narrativamente en torno al transcurso de un día ficticio en la metrópolis. Utiliza el montaje por contraste y antologías, tanto en el plano visual como en el sonoro. Registra, desde el amanecer hasta la noche, un día de primavera de la gran ciudad con su movimiento, su tráfico, sus distintos medios de transporte, y su atmósfera febril y caótica. Llevó a Ruttmann más de un año de rodaje y fue filmada usando cámaras ocultas en furgonetas y maletas para conseguir un efecto más real para su época.
            “El filme es uno de los paradigmas del nacimiento del cine documental. El alemán Walter Ruttmann, reconocido en un principio como cineasta experimental y pionero de la animación, se basó en conceptos musicales (de Edmund Meisel, con guión de Ruttmann y Karl Freund, basada en la idea original de Carl Mayer, con duración de 62 minutos en blanco y negro, obviamente) para hacer una interpretación cinematográfica de la gran ciudad de Berlín, desarrollando todo un sistema propio del ritmo y montaje. La opinión de muchos especialistas coincide en que ninguna película ha sido más influyente y más imitada en este campo”, señala el blog de Arquicine-Agus, publicado el martes 2 de febrero del 2010.
            En su página del Caralibro, El Gabinete se presenta de la siguiente manera: “La propuesta de El Gabinete es fresca, minimalista, ecléctica y profunda. Amalgama en su música instrumentos de viento, cuerdas y percusión con sonidos experimentales, en una mezcla de jazz, vanguardia, electrónica, reflexión social, política y cultural. El Gabinete desde sus inicios ha colaborado con artistas de distintas disciplinas cuyas aportaciones han enriquecido y complementado el trabajo artístico de esta joven agrupación”.
            Cabe destacar que Ángel Boligán y Alejandro Magallanes se han encargado del arte de las portadas de los discos del grupo, como también del diseño gráfico, visual y de video de las presentaciones de El Gabinete, con lo cual debo reconocer que son muy propositivos durante los conciertos. Recuerdo haberles visto hace años en el Centro Cultural España, detrás del Zócalo capitalino, durante la presentación de su primer disco, justo cuando la manager y encargada de medios era Solange García. Fue todo un suceso, pero me han dicho los colegas que ahora el grupo está mucho más compenetrado, elevando la propuesta a niveles internacionales.
Para que este proyecto funcione aún mucho mejor, han agregado en la iluminación y el arte escénico a Phillippe Amand. Dícese que para que este producto fuese completamente redondo, requirieron de los apoyos de gente mayor en el arte escénico y musical como Rogelio Naranjo, Steven Brown, Ariel Guzik, Manrico Montero y Sandra Félix. También, el reconocido cartonista de La Jornada, Rafael Barajas El Fisgón ha participado directamente. Es más, ilustró la portada del primer disco.
Con los temas del Acto I: “Llegada”, “Amanecer”, “Despertar” y “Máquinas”; así como del Acto II: “Ascenso”; del Acto III: “Cenit” y “Estoico”; Acto IV: “Interludio”, “Eclipse”, “Demencia” y “Solaz” y el Acto V: “Nacht”, El Gabinete celebra su primer sexenio en el mundo de la música contemporánea, vanguardista, experimental y fílmica con esta tercera producción Fotogramas de una gran ciudad. Para el resto de los integrantes de la banda: el guitarrista Kristian Galicia, el seis cuerdas y cajón peruano, Enrique Gil y el percusionista Hugo Trejo, “la creación de esta obra fue un regocijo amplificar con sonidos las sensaciones de los fotogramas de esta película. El filme de Ruttmann es a la distancia una proyección en la que podemos apreciar la transformación que nos llevó a esta sociedad postmoderna”.
En definitiva es un disco conceptual y melancólico, ampliamente recomendable. Si puede ir a un recital de El Gabinete con todo y filme de Rutmann, no dude en apreciarlo en vivo y en directo. ¡Hasta la próxima!

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domingo, 25 de noviembre de 2012

“Post Tenebras Lux”, la película onírica y extremadamente intimista de Carlos Reygadas



Félix Morriña
Según el cineasta mexicano Carlos Reygadas Castillo, su reciente película “Post Tenebras Lux” se debería haber titulado “México sangra”, porque está sustentada en un versículo bíblico en el libro de Job: “Después de las tinieblas, espero la luz”, toda vez que en este país la violencia ha tomado un lugar preponderante, pero al mismo tiempo en su filme nos muestra toda una gama de escenas que tienen que ver con un proceso interno personal para liberarse de sus fantasmas y de los propios procesos de los personajes de la cinta, mismos que han dejado la ciudad para vivir en el campo, lo cual propicia sucesos inesperados y cambios de personalidad.
            En esta nueva película de Reygadas no hay actores profesionales, sino un grupo de personas que reflejan de manera natural sus vivencias, dándole un tamiz de documental, pero sin perder la trama “ficticia”, la cual se centra en la familia de Juan, un acomodado personaje que tiene lujos y comodidades en el campo, pero que al paso del tiempo se ven ultrajados y victimizados por los habitantes de esa comunidad. Las largas y lentas tomas, así como el manejo de los tiempos en el filme, han sido duramente criticados por el público y la crítica especializada, calificando de rara e incomprensible a “Post Tenebras Lux”.
            Sobre el demonio que aparece en rojo en dos ocasiones durante las noches en la cinta, y que sólo lo perciben los dos hijos del personaje principal, Reygadas dijo que “todos hemos soñado con el macho cabrío. Es una imagen cercana a nosotros, como un pino o un perro. No simboliza nada. Es el diablo, el demonio, lucifer. El diablo es la maldad que todos tenemos dentro”. El director de cine confesó a la agencia AFP en mayo pasado que había filmado las escenas en la casa donde pasó su infancia y que la caja de herramientas que lleva el demonio en las manos cuando entra a la finca de la familia del protagonista es la de su propio padre.
            Respecto de la escena donde el otrora trabajador de Juan se suicida arrancándose la cabeza debido al arrepentimiento por haber asesinado a su patrón, y por el hecho de que su familia lo abandonó, Carlos Reygadas rememoró que esa parte causó hilaridad durante su proyección en la pasada 65 edición del Festival de Cannes, donde le fue otorgado el mayor reconocimiento como director. El realizador la achacó a la violencia que vive México, eso quiso mostrar desde su óptica: “México ha vivido mucho tiempo de la farsa y es hora de que se le caiga la careta. Si fuese posible ver a mi país desde lo alto se vería una mancha de sangre. Llueve sangre sobre mi país”.
            “Mi cine tiene que ver conmigo, con lo que siento, con lo que pienso. El cine es general sobre el presente, pero si nuestro cuerpo se encuentra en el presente, nuestra cabeza está muchas veces pensando en el pasado o imaginándose lo que va a ocurrir en el futuro. Así es mi guión. Mi película no es un acertijo. No hay una simbología escondida, es lo que se ve. Ustedes los periodistas intelectualizan y juzgan antes de sentir y lo que escriben es puro humo”, explicó enfadado el director de “Japón”, “Luz silenciosa” y “Batalla en el cielo” al reportero de la agencia internacional AFP durante su estancia en Cannes, Francia.
            Tratándose de una película “difícil”, me apoyé en las entrevistas recientes sobre lo que piensa este director polémico, porque por sí sola a la cinta no le hubiera invertido tanto espacio. En una entrevista con el colega amigo de La Jornada, Jorge Caballero, el cineasta Reygadas Castillo le comentó en la publicación del pasado viernes 23 de noviembre que “Post Tenebras Lux” responde básicamente a sus vivencias durante tres años y medio que duró rodar este filme luego de la cinta “Luz silenciosa”. “En ese periodo me pasaron muchas cosas: tuve hijos, formé una familia, construí la casa donde vivo y un montón de cosas con mis manos, un proceso que disfruté mucho. Entonces, cuando uno vive siente y cuando uno siente piensa, y cuando siente y piensa concluye ciertas cosas, y tuve ganas de poner todas esas cosas en este nueva cinta”, aseveró.
            “Para mí la creación es un Aleph personal. En este caso el mío, que pongo para los demás, finalmente se logra materializar en un objeto que es una película, que puedo dar y que sólo se tienen que apretar una serie de botones para dar parte de mí. Eso es lo bonito de la creación: finalmente, das tu personalidad y ésta es lo que eres, lo que piensas, lo que sientes y tus valores. La contradicción es síntoma de reflexión. El propósito de la vida es ser coherente en lo profundo, en el análisis, en los sentimientos”, le compartió Reygadas al colega Jorge Caballero, que seguro estoy no estaba completamente convencido de sus palabras, pero debía registrarlas.
            Para este interlocutor, lo único que más gustó del nuevo largometraje de Reygadas Castillo son las escenas de los baños de vapor de París, Francia, porque son genuinos, la gente que la hizo de extra, pero que es gente francesa común y corriente con una fijación y afición al sexo público masivo, se mostró sin tapujos. Incluso en este tipo de encuentros sexuales, hay procesos de iniciación bajo los preceptos de grandes pensadores, intelectuales, sexólogos e investigadores, cuyos nombres figuran en las salas de vapor, donde los usuarios pueden entrar según sus conocimientos y experiencias. Si se desconoce por completo esta afición, hay guías que despejan todas las dudas. A decir del propio Reygadas esas escenas son las únicas donde hay un registro biográfico, lo demás es todo un proceso onírico intrínseco, extremadamente intimista.
            “Lo único biográfico es la escena en los baños de vapor de París donde la gente va para cambiar de pareja. No hay mensaje alguno acerca del retorno a la naturaleza. Ya casi nadie quiere ir a vivir al campo. A mí me da paz. Me gusta oír el amanecer”, acotó el cineasta para justificar, o al menos, explicar los motivos por los cuales rodó este trabajo de casi dos horas de duración. Una vez que uno lee los créditos al final de la cinta, descubre que la película fue rodada en las zonas boscosas del estado de Morelos y del Estado de México (en el municipio turístico de Valle de Bravo), donde pudo trabajar a gusto, con libertades, con recursos naturales y donde sus hijos, que también actúan en el filme, se sintieron cómodos.
            Finalmente, si el filme no me terminó de convencer (fue mucho mejor el contexto en el que la vi: una sala de proyección con tan sólo cuatro personas, una proyección exclusiva a mi parecer, muy placentera) mi deber es informar sobre su existencia y dejar que usted amable lector diga la última palabra.

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jueves, 22 de noviembre de 2012

Marconio, un profesional contador público de cuentos



Félix Morriña
Pertenece a la Red Internacional de Cuentacuentos (Internacional Storytelling Network) con el nombre artístico de Marconio, como todos lo conocemos, aunque para asuntos legales siempre será Marco Antonio Vázquez Barrera. Ha montado los espectáculos “La verdad y la mentira”, “Tradición tropical”, “Fábulas de la costilla de Adán”, “Su majestad”, “El suspenso”, “Cuento-Aventura”, “Qué te cuento”, “Flaquita (tradición de muertos de México)”, “Olimpiada de cuentos (mitos clásicos)” y “El tlacuache y otros mitos prehispánicos”, todos con gran aceptación dentro de las esferas culturales de México y allende sus fronteras.
Es egresado de la licenciatura en Letras Hispánicas por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y trajo a Toluca la noche del pasado miércoles 21 de noviembre el espectáculo “La gente, el agua, la tierra… Cuentos para un México sustentable”, el cual se presentó en el Centro Cultural de la Imagen Larrañaga ante casi medio centenar de asistentes que disfrutaron de casi dos horas de expresiones antiguas sobre el cómo podemos mantener un país megadiverso, como considera a esta nación que le ha visto crecer, tanto en el plano biológico, como en el plano cultural.
El escritor, narrador oral, músico, actor, decimista e improvisador inició su presentación proyectando imágenes de la pluriculturalidad existente en México con todo y sus 68 lenguas indígenas (según los datos proporcionados pro investigadores serios), además de la gran diversidad de flora y fauna que coloca a esta nación norteamericana entre las más predilectas del mundo, pero desafortunadamente, la clase política y el desinterés de grandes cantidades de personas encargadas de mantener vivas todas las expresiones existentes, orales y escritas, se han encargado de que la apatía ciegue a miles de habitantes y se desconozca la grandeza de México.
El también especialista en técnicas de narrativa en relato, novela y guión cinematográfico dijo que “un concepto de patria debe partir, desde ahora, de esta riqueza de un país megadiverso. México no es un país saqueable. México es un país digno de una vida floreciente, en el que todas las personas, los animales y las especies vegetales debemos respetarnos y ser tomados en cuenta, si queremos alargar nuestra presencia en el planeta. Un verdadero futuro sustentable para nuestro país no sólo implica el manejo adecuado de los recursos naturales, su cuidado y administración correctos. Un México sustentable requiere apropiarnos de la idea de que somos megadiversos”.
Marconio nos ha representado en Italia, España, Cuba, Venezuela, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Canadá y Estados Unidos, entre otros, en donde cada vez que puede le ofrece un panorama de la riqueza natural y cultural de México. Les cuenta cuentos sobre cómo podemos alejarnos de la violencia para convertirnos en otras especies, les narra las historias de los abuelos de una manera jocosa para que todos las entiendan, así como la de los sabios, las cuales radican en mantener a la naturaleza aceptando la muerte para tener vida y concretar el equilibrio cósmico. Marconio recoge los usos y costumbres prehispánicas mexicanas llevándolas hasta nuestra realidad, las adapta al grado de hacerlas nuevas, presentes, vivas que dejan aprendizaje universal.
Para el fundador de la Compañía Se Cuenta, contadores públicos de cuentos, empresa cultural para el desarrollo del arte de contar cuentos, el proyecto “La gente, el agua, la tierra… Cuentos para un México sustentable”, contó para su realización con la beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, dentro del Programa Creadores Escénicos 2012, el cual le permitió con apenas 11 mil pesos mensuales difundir por todo el territorio mexicano esta obra didáctica, pedagógica, divertida, sugerente, sutil y academicista a todo el público, con el único objetivo de cuidar las especies con las que contamos en México y sobre todo crear verdadera conciencia ecológica, civil y de igual manera recomendarla para que se concreten colectivos que aumenten la cantidad de contadores públicos de cuentos en pro de un mundo mejor.
Marconio ha sido parte de los grupos musicales Matraca, de rumba jarocha; Grupo Valle, de música tradicional mexicana y Chaneque, música jarocha y huasteca. Actualmente, se presenta de manera solista interpretando sus propias composiciones y sus propias historias prehispánicas, así como algunas adaptaciones de escritores hispanoamericanos. Marconio es considerado uno de los principales promotores de un México megadiverso, tanto en el plano biológico como en el cultural.
A Marconio le podemos encomendar las finas tareas de la defensa de las especies mexicanas en peligro de extinción, como el hurón de patas negras, tiburón ballena, vaquita marina, guacamayo verde, ajolote mexicano, oso mexicano, perrito mexicano, mapache, manatí, jaguar, lobo mexicano, tejón, tapir, carpintero imperial y el cocodrilo mexicano. Mientras, nosotros haremos nuestra parte para aportar nuestro granito de arena. Enhorabuena por todos los que tuvimos la oportunidad de aprender a cuidar de nuestro entorno la noche del pasado miércoles en el Centro Cultural de la Imagen Larrañaga. ¡Hasta la próxima!

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jueves, 15 de noviembre de 2012

“Milos Latino”, el homenaje de Karadaglic a la guitarra clásica


Félix Morriña

Con tan sólo 29 años, este joven talentoso nacido en Montenegro en 1983 ha dado mucho de qué hablar en las grandes esferas del mundo de la guitarra clásica. Recién fue llamado este mes para sustituir al pianista Kit de Armstrong en la programación del Carnigie Hall de Nueva York en la presente temporada de conciertos. Milos Karadaglic es visto ahora como uno de los más grandes virtuosos de la guitarra clásica y él no siente que debe asumirse todavía como tal, porque sabe que falta mucho camino por recorrer.
            Milos comenzó a tocar la guitarra a la edad de ocho años. El éxito llegó muy rápido para él, por eso trata de sobrellevar el éxito y los excesos propios del estrellato. A los 16 años fue becado para estudiar en la Royal Academy of Music, donde se gradúa con honores. Actualmente forma parte del exquisito repertorio de la prestigiada Deutsche Grammophon. Tiene programadas presentaciones en el Wigmore Hall de Londres y en el Festival de Lucerna.
            Milos Karadaglic tiene en su haber tres discos grabados, el primero titulado “Mediterráneo” (2011), el segundo “La guitarra” (2011) y el tercero “Latino” (2012), éste último llegó hace unos días a mis manos para reseñarlo. Inevitablemente dejo de hacer cualquier cosa al escuchar de manera impecable los acordes de ‘Por una cabeza’ de Carlos Gardel. Cientos de imágenes fílmicas se arremolinan, rememoro los pasos de tango del actor Al Pacino personificando al amargado coronel Frank Slade en “Perfume de mujer” de Martin Brest. O bien, imagino al arrogante Sean Penn en el papel de un magnate y político estadounidense en la cinta “Todos los hombres del rey” de Steven Zaillian, en la que estando en un centro nocturno ve bailar a una mujer en patines este bello tango. Lo mismo me pasa cuando escucho en este disco ‘La comparsita’ de Gerardo Matos Rodríguez.
            Tanto ‘Libertango’, como ‘Oblivion’ de Astor Piazzolla son de una magistral belleza sonora que no puede uno más que escuchar una y otra vez hasta el cansancio este disco, muy latino, como su título. De Heitor Villa-Lobos están grabadas ‘Prelude N. 1’ y ‘Mazurka-Chóro’; de Jorge Morel está ‘Danza brasilera’ y de Roland Dyens el ‘Tango en Skaï’. También destacan ‘Milonga’ de Jorge Cardoso; ‘Un sueño en la floresta’ y ‘Una limosna por el amor de Dios’ de Agustín Barrios Mangoré; ‘Un día de noviembre’ de Leo Brouwer; ‘Quizás, quizás, quizás’ de Osvaldo Farrés y ‘Batucada’ de Isaías Sávio.
            Mención aparte merecen las composiciones del maestro mexicano Manuel M. Ponce con sus ‘Scherzino mexicano’ y ‘Chanson. Andante from Sonata III’, porque más allá de que sean interpretadas con una genialidad pocas veces escuchada, el simple hecho de haberlas tomado en cuenta por este montenegrino nos recuerda del altísimo nivel que poseía el compositor zacatecano y que debemos rendirle pleitesía las veces que sean necesarias.
            “Soñaba con el Royal Albert Hall de Londres cuando era niño. Soñaba que un día tocaría allí, que vendría a Londres. Fue muy difícil para mi familia y para mí. Pero todo tenía sentido, porque pensaba que algún día tocaría en el Royal Albert Hall. Tienes que tener mucha energía dentro de ti para poder transmitir esa electricidad a cada una de las personas del teatro. Si piensas en el Royal Albert Hall, tres mil personas o más, es como si fueras un átomo en el centro y estuvieras sujetándolo todo desde ese núcleo de toda la sala”, explicó en una entrevista el joven guitarrista para la cadena “Euronews” sobre el gran sueño que representa tocar en tan mítico lugar.
            Milos Karadaglic quiere que la guitarra clásica vuelva a ser popular. Todos lo consideran el embajador del instrumento, por lo que se ve obligado a “ensayar todos los días para buscar diferentes colores y efectos. Cuando tocas una frase y la repites, y repites, y repites, entonces llegas a esa nota, es anota que tiene color especial. Te golpea donde tiene que hacerlo, y encuentro la gran belleza de la guitarra. Puedes crear todo un arcoíris de diferentes sonidos con la guitarra, desde el más brillante hasta el más oscuro y al más colorido. Puedes hacer una sinfonía”.
            Al preguntársele sobre el tema ‘Koyunbaba’, compuesto por el compositor italiano Carlo Domeniconi, Milos Karadaglic enfatizó que fue una especie de refugio musical para él. “Para mí fue muy emocionante tocar el tema de Domeniconi porque me recuerda a aquellos primeros meses en Londres cuando estaba tan triste y todo era muy duro. Sentí que cuando lo tocaba estaba experimentando esas emociones de nuevo y apartándolas porque empezaba un  nuevo capítulo. Es increíble cuando deseas algo y todo encaja. Muchas cosas que he vivido son como un dejá vu, porque en mi cabeza ya había visto todo esto”, concluyó la promesa montenegrina y futuro monstruo de la guitarra clásica.
            Por mi parte es todo por ahora. ¡Hasta la próxima!


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martes, 13 de noviembre de 2012

Diana Krall se convierte en una sensual muñeca de noche

Félix Morriña

Gratamente sorprendido al ver en una sala-estudio de grabación al maestro Elvis Costello ser todo un profesional al entrevistar a su esposa, la pianista canadiense  Diana Krall, junto al reconocido productor T. Bone Burnett para dar a conocer los pormenores del contenido del décimo primer disco en estudio de la también cantante titulado Glad Rag Doll (Verve, Universal Music, 2012), en el que hace un intenso extenso recorrido musical por los años 20 y 30 del siglo pasado.
La entrevista de Costello de 11 minutos, que pueden ver con la magia del You Tube, delimita los motivos por los cuales la cantante deja, luego de varios años y títulos, al piano en primer plano para darle la oportunidad a otros instrumentos y a otros músicos participar para darle un giro novedoso a su carrera de más casi dos décadas. En Glad Rag Doll Diana Krall se sumerge a lo que el propio elegante T. Bone Burnett llamó como el rock and roll de los años 20 y 30 del siglo XX, por la forma en la que las propuestas líricas de autores como Harry M. Woods, Fred Frisher, Mort Dixon, Al Sherman, Charles Tobias, Howard E. Johnson, Milton Ager, Dan Dougherty, Jack Yellen, Betty James y Billy Hill, entre una docena más, se dejaban escuchar en un contexto histórico cabaretero y de vodevil.
Ahora que digo vodevil y cabaretero, la portada del disco habla por sí sola. Varios colegas de inmediato expresaron su gratitud a la hermosa Diana Krall posar cual sensual muñeca de noche (“Glad Rag Doll”) en esta sugerente portada y mucho mejor conforme va uno viendo las imágenes del cuadernillo del disco en cuestión. De hecho, cuando ustedes tengan la oportunidad de ver y escuchar la mencionada entrevista de Elvis Costello para la discográfica Verve, ustedes serán mudos testigos de la gran cantidad de fotografías que tomó Mark Seliger que deberían incluir en una edición de lujo de este material genuinamente trabajado por el veterano T. Bone Burnett.
Uno de los principales motivos para grabar piezas de ese periodo musical por parte de la jazzista Diana Krall fue rendir un sentido homenaje a todas las féminas damas de noche, acompañantes casuales, cantantes de cabaret y elegantes señoras solas que se sumergían en el humo del cigarro, de las melodiosas piezas que salían de las instrumentaciones de músicos ahogados en whisky, bourbon y cocaína o heroína, pero que tocaban con un sentimiento único y jamás indiferente. Todo ese ambiente sórdido, pero al mismo tiempo solemne y representativo de la macroeconomía que se vivía por la depresión del 29.
El disco abre con la espectacular “We Just Could’t Say Goodbye”, una canción en el sentido estricto de la palabra que te hace imaginar estar en el club para adultos Dandy de Toluca pidiéndole a la inolvidable escultural morena de fuego que te baile un privado hasta dejarte ídem y estupefacto con los sensualísimos movimientos a los que invita la rola. Luego viene “There Ain’t No Sweet Man That’s Worth The Salt Of My Tears”, un rola que no queda la menor duda que bien la puede tocar la Krall al lado del maestrazo Tom Waits, porque tiene todo su estilo, máxime si el contrabajo es de Dennis Crouch. La rola “Just Like A Butterfly That’s Caught In The Rain” es una melodía que bien puedes escuchar querido lector en compañía de una buena copa de vino en una fría tarde de noviembre, con una mujer metida en la entrepierna.
Por otro lado, escuchar a Diana Krall con el country ‘I’m A Little Mixed Up’ con un piano forte muy elegantemente llanero, te indica que puede pasar de un momento a otro a la sutileza de un solo de guitarra del genial Marc Ribot al grosso seis cuerdas de Colin Linden, para dejarle el ritmo al bataco Jay Belleros, sin olvidarse del determinante bajo de Dennis Crouch y con ello marcar el sello de la rola a través del tecladista Keefus Ciancia. Una rola redonda. Para cuando uno llega a la pieza ‘Prairie Lullaby’, uno recuerda de inmediato las canciones dedicadas a las canciones de cuna y la sensibilidad aflora a la menor provocación. Uno quiere dormir todas las noches viendo la portada de Diana Krall y escuchar esta canción al oído.
La pieza que da título al disco está grabada en versión acústica con la guitarra de Marc Ribot, la cual te va sugiriendo que la vida vale la pena más allá de que la Krall vaya transitándola enfundada en sensuales ropas, cual muñeca nocturna a la espera de una nueva oportunidad, un nuevo amor o una nueva historia por contar. Suspiro porque así sea el resto de mi existencia. Nunca antes, la Krall me había dejado tan satisfecho y bocabierto en sus anteriores discos. De hecho en este espacio, hace poco más de dos años que reseñé su anterior obra Quiet Nights (2009), el cual me dejó gratamente contento, pero nunca me hubiese imaginado a una mujer que el próximo viernes 16 de noviembre cumplirá 48 años y tenga bajo sus atuendos un cuerpo que muchas jovenzuelas envidiarían. Ahora entiendo todo maestro Elvis Costello. ¿Qué mujer tiene a su lado?, ¡por Dios!
Si usted amable y querido lector, consigue la edición especial de este disco, tendrá la versión en piano forte de “Glad Rad Doll”, así como tres canciones extra más (“As Long As I Love”, “Garden In The Rain”, versión al piano y la versión alternativa de “There Ain’t No Sweet Man That’s Worth The Salt Of My Tears”) a las 13 canciones que comprende este joyita para fin de año. Ojalá que en los primeros meses del 2013, los promotores de conciertos internacionales se les ocurra traer a Diana Krall con este disco y salga, por favor, vestida tal cual viene en el disco.
Podría pasármela horas y horas viendo y hablando de este exquisito disco, pero el espacio y el tiempo no me dan la oportunidad, como tampoco me alcanzarían las energías para brindárselas a mi nueva musa Diana Krall. Guardaré la compostura ideal para cuando sea el momento oportuno de tener ese ansiado orgasmo con su música en vivo y en directo. Será una larga, pero satisfactoria espera. ¡Así sea!


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domingo, 11 de noviembre de 2012

The Prog Collective, nuevo proyecto de rock sinfónico de Billy Sherwood



Félix Morriña
Para quien no lo conoce o no lo recuerda, el cuarentón multiinstrumentista estadounidense de rock progresivo Billy Sherwood es uno de los entes creativos más activos en la actualidad que sorprende a la mínima provocación a sus files seguidores. Apenas uno se va enterando de que salió un nuevo disco suyo en etapa solista, cuando ya te están diciendo por otro lado que en unos días estará a la venta una nueva producción en la que la hizo de productor, ingeniero de sonido, instrumentista, o bien, ya está cocinando la segunda parte de una trilogía.
En fin, en esta ocasión toca hablar de The Prog Collective, el nuevo proyecto de rock sinfónico, como también se le conoce al rock progresivo, de Billy Sherwood. Este proyecto no es cualquier cosa, vamos, nada de lo que hace el colaborador de bandas como Yes, Toto, Circa, World Trade, Conspiracy y The Fusion Syndicate, lo es. De hecho, he preguntado a varios amantes del rock progresivo y me dicen que son muy pocos en México que tienen conocimiento al dedillo de cada una de las acciones de Sherwood. Es tan volátil que no es fácil seguirle la huella. Necesitas invertir una buena parte de tu vida en seguir su obra, que te puedes olvidar de tus propios proyectos.
Imagínense el poder de convocatoria del creador del disco “Art of Survival” (2012) para tener en The Prog Collective a John Wetton (Asia), Alan Parsons (banda del mismo nombre), Tony Levin (King Crimson), Rick Wakeman (Yes), Chris Squire (Yes), Gary Green (Gentle Giant), Annie Haslam (Renaissance), Steve Hillage (Gong), John Wesley (Porcupine Tree), Geoff Downes (Asia), Peter Banks (bajista original de Yes), Larry Fast (Yes, Nektar, Peter Gabriel, Tony Levin Band), Colin Moulding (XTC), Jerry Goodman (Jazz Fusion Mahavishnu), Richard Page (Mr. Mister), Tony Kaye (Yes) y David Sancious (miltiinstrumentista que ha trabajado de tecladista, guitarrista y demás con Carlos Santana, Peter Gabriel, Zucchero, Bruce Springsteen, The Mahavishnu Orchestra, Sting, Eric Clapton y un largo listado).
            “La idea de reunir una colección de increíbles artistas del género del rock progresivo en un solo proyecto era un concepto especialmente para mí. Inspirado, comencé a escribir y grabar las siete canciones que se convertirían en este álbum. Luego envié esas grabaciones a algunos amigos y héroes musicales de bandas como King Crimson, XTC, Asia, Gentle Giant, y por supuesto mi antigua banda Yes. Pronto empecé a recibir pistas vocales y overdubs de guitarra y teclado de estudios en todo el mundo, que luego se mezclan en mi estudio de grabación de Los Angeles. A pesar de las distancias en la geografía, sin embargo, el sentimiento de toda la producción es uno de unidad musical y espiritual, que ahora conocen como The Prog Collective”, dijo el productor de este genuino proyecto que tanta falta hacía en la escena internacional del rock progresivo, Billy Sherwood.
            Los temas que incluye el disco homónimo al nombre de la banda son ‘The Laws of Nature’, ‘Over Again’, ‘The Technical Divide’, ‘Social Circles’, ‘Buried Beneath’, ‘Follow The Signs’ y ‘Check Point Karma’. Este material ya lo pueden conseguir con su distribuidor preferido en versión normal o la de lujo que incluye un póster para forrar algún cuaderno o agenda, un tríptico con las letras de las rolas, un diseño ad hoc para un disco que intenta en la medida de lo posible ser cíclico-dialéctico y los datos de la producción; así como un disco con las mismas siete rolas, pero en versiones instrumentales. En pocas palabras, Billy Sherwood no dejó escapar nada y por supuesto intenta convencer por todas las vertientes de la calidad de su proyecto, al que seguro usted ni nadie escapará.
            Muchos han dicho que no soportan al rock progresivo por exceso de exquisitez, porque cada pieza dura más que el sueño profundo de un bebé y se les hace interminable, o bien, por más educado que tengan el oído, no alcanzan a saber en qué momento entró la siguiente pieza sonora y mucho menos los títulos de las obras y canciones. Señores, esto es un asunto conceptual y habrá que esforzarse más.
Lo único que puedo decirles de este primer disco de The Prog Collective es que nos seduce desde la primera escala musical hasta la última. Al principio no es necesario sumergirse hasta el fondo para entenderlo, sino de darse el tiempo para disfrutarlo en el momento idóneo. Dejar que la elegancia y sutileza de cada instrumento empleado por cada uno de estos magos te lleve por ese viaje dialéctico hasta el infinito. Es un disco que invita a conectarse con el sentimiento, el conocimiento, el pensamiento intrínseco con la pacha mama y sobre todo muy melodioso, exquisito.
Ya si desea comprenderlo, habrá que invertir un fin de semana completo en conjunto con amantes del género escuchándolo día y noche para delimitar cada instrumento, las intervenciones vocales, seguir con la lectura de las rolas cada magistral pieza y así sucesivamente hasta terminar extasiado. Requerirá de vacaciones por la inversión de energía aplicada, por eso le digo que vaya poco a poco. Sin duda, es uno de los discos que debe poseer para este fin de año. Le recomiento que lo regale a sus seres queridos, exigentes con la Diosa de Euterpe, porque sino se la van a mentar o los pondrá a pensar.
Para finalizar, les comento que mientras redactaba esta columna, Billy Sherwood ya estaba dando a conocer que ya está trabajando en el segundo disco de este bonísimo proyecto de rock progresivo. ¿No les digo? No se puede con este genio de la música. Lo que me gustaría poseer ahora mismo, sería un video de algún concierto con todas estas leyendas. Ojalá pronto llegue a mis manos. Hasta la próxima.

fmorrina@yahoo.com.mx
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miércoles, 7 de noviembre de 2012

“Never Mind The Bollocks”, la única joya de Sex Pistols


Félix Morriña

Todavía recuerdo las tremendas madrizas que se daban durante mi infancia las bandas rivales de los barrios donde crecí en las inmediaciones de los municipios de Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli y Tultitlán, estado de México. La banda sonora que siempre escuché a finales de la década de los años 70, mientras los punks mexicas y los neochichimecas se daban hasta con el codo, fue el contenido completo de “Never Mind The Bollocks. Here’s The Sex Pistols” (1977).
Supe hasta años después que se trataba de la mejor musicalización para un encuentro de guerreros para delimitar su territorio y cuidar de sus tesoros más preciados: sus mujeres, las “nacopunks”, las “hainas”, las nenas, las sudorosas, las reinas, las que daban, entonces, la vida por ti. Rememoro y brindo pleitesía a esas mujeres que cuidaron de mi persona cuando alguien quería sobrepasarse conmigo cuando por error, por inocencia y hasta por estupidez, pasaba la frontera de algún barrio al que ya no pertenecía en busca de alguna fémina, nueva presa o nuevo prospecto.
En otras ocasiones tuve que enfrentar al enemigo heredado y por supuesto terminaba en el hospital de La Quebrada-Lechería cantando ‘Holidays In The Sun’, pero completamente satisfecho de no haber defraudado a mi pandilla, a mi gente, a mi territorio. Las venganzas se hacían con el fondo de ‘Anarchy In The UK’ que escuchábamos en el carcamán de Felipe cuando ya teníamos 17 años de edad. No había sensación de satisfacción más grande que explotar en mi interior esa energía punk cuando brincoteaba antes de dar el primer golpe.
Nunca fui el mejor con los puños, pero la música de Sex Pistols me hacía vivir intensamente ese memorable momento. Cada golpe sonaba a ‘Bodies’, ‘Liar’, ‘Problems’ y ‘New York’, mi ciudad sueño en los años 80-90. Recuerdo los atuendos con estoperoles y ridículos gigantescos seguros en mis ropas desgastadas. Los estampados eran de bandas punks extranjeras y locales. Los peinados de colores y algunas veces parados a fuerza de gel o Wildroot. Usábamos calzado de gamuza, zapatos industriales o los naquísimos “Cascomvers” (vulcanizábamos esos tenis ahora usados por ñoños clasemedieros. Les colocábamos casquillos en la punta para las broncas de pandillas).
Las pesadas chamarras de piel o grueso cuero eran para evitar salir herido de las navajas que surcaban el aire y nuestros cuerpos al ritmo de una danza violenta acompañada de ‘No Fun’, ‘I Wanna Be Me’ y ‘EMI’. De tanto recordar, se agolpan los momentos sublimes, pero aún tengo presente la existencia de una pandilla que se llamaba “The Bollocks”, que sumaban en una enfrentamiento entre rural y suburbano a más de 50 cabrones punks. Todo el tiempo ponían a los Sex Pistols y pintarrajeaban sus cuatro calles con el nombre de la banda.
Si algo bueno tiene esta historia, es que todos éramos muy unidos. Nunca abandonabas a tu pandilla, aún a costa de la muerte. Éramos tribu, éramos raza de bronce, éramos gente en convivencia muégano. Lo éramos todo. Tuve la fortuna de sobrevivir para contar lo que en esa época pasaba y la música que escuchábamos entre desnutrido ganado, perros callejeros, calles empolvadas o de tepetate, lodo y fango en épocas de lluvia. Entre tantos músicos que nos acompañaron durante este crecimiento, nos gustaran tanto o nada, estaban las “Pistolas Sexuales” y su “Never Mind The Bollocks. Here’s The Sex Pistols”.
Por aquél entonces, el rock era nuestra mejor bandera y nos representaba dignamente. No había mejor música en mi grabadora portátil de esas que varios años después, el “Flanagan” de Héctor Suárez en el programa “¿Qué no pasa?” retomaría para recordarnos que la desfachatez tiene razón de existencia, y la mejor defensa era poner a ‘God Save The Queen’, ‘Seventeen’ y ‘Pretty Vacant’ en la grabadorzota, a diferencia del maestro actor Suárez que en el altavoz ponía a Michael Jackson. Claro, él ridiculizaba y enaltecía a los personajes, nosotros rendíamos tributo a la masturbación mental de las “Pistolas Sexuales”.
Cuando por fin alguien ilustrado en este México insulso pretérito prehispánico (sin ofender la apetecible idiosincrasia gastronómica nacional, sino un atrevimiento por el entonces escaso aprendizaje de los idiomas extranjeros), nos dijo que el concepto británico “Bollocks” se refería a huevos, tanates, testículos en español, nos pusimos felices de que esa música punk sí registraba nuestra rebelde conducta. Conforme pasaron los años, fuimos descubriendo el contenido lírico de ese memorable disco de los Sex Pistols, al grado de volver a conseguirlo, pero ahora en una edición especial de lujo en disco compacto con todo y cuadernillo con fotos y anécdotas de la época.
Como verán este disco me trae recuerdos de una etapa en mi vida, fundamental para marcar la defensa de lo propio, de aferrarse a lo que uno es y piensa. De la mentalidad de sobrevivencia. En esos años, la intención era morir rápido, vivir intensamente, olvidarte de los valores, porque había mucho desempleo en el mundo (todavía existe el cuento de nunca acabar) y la vida no valía nada (José Alfredo Jiménez, cuanto te agradecemos mi generación esa canción sin ser punk). Nada tenía razón, ni justificación. Era ideología punk. Miren, cómo evolucionan las cosas. Miren cómo uno continúa pegado al teclado para contar historias.
“¡Dios salve a la reina! Que vivan los Sex Pistols”.

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domingo, 4 de noviembre de 2012

Los altibajos del Maquinaria Fest


Félix Morriña
Durante tres días la Arena Ciudad de México albergó un festival lleno de potencia, estilo, propuestas sonoras, experiencia y calidad en un espacio de primer mundo en el que sólo faltó más asistencia de parte del respetable. Muchos se preguntaban el motivo por el cuál el foro ubicado al norte de la capital del país no estaba a reventar si los carteles por día estaban a la altura de las espectativas del más exigente de los amantes del metal y sus derivados, y la única respuesta concreta fue que se debió al puente de Día de Muertos y todo mundo decidió irse de una de las urbes más grande del orbe para despejarse o invertir en otras cosas de mayor relevancia.
            Otros señalaban que el costo de los boletos fue muy alto y que la “banda” no tiene el dinero suficiente para comprar un paquete de tres días en una época de crisis económica en México. Incluso la inversión por día para el metalero con escasos recursos superaba los 600 pesos, sin incluir viáticos y compra de souvenirs. Las cervezas dentro de la Arena Ciudad de México cuestan 90 pesos el vaso con dos cheves chicas (no te vendenuna sola). Si estás desde las cinco de la tarde hasta la media noche por día, los números se multiplican al grado de hacerte pensar en asistir a este festival que tiene gran relevancia en Argentina y que por vez primera se lleva a cabo en nuestro país.
Había boletaje de mil pesos para estar a nivel de cancha, con lo cual los gastos aumentaban al grado de gastar de más cuando no se tienen los suficientes recursos, por eso la raza exigía a más no poder a cada una de las agrupaciones que subían al templete para que desquitaran el gasto. De las bandas mexicanas programadas para el Maquinaria Fest, sólo Resorte hizo un papel decoroso, incluso llegó a tener mejor audio que otras bandas, debido a que su ingeniero de sonido se las ingenió para que se escuchara al nivel de cualquiera de los ahí presentes. Lástima que pocos los vieron porque a las seis de la tarde del jueves 1 de noviembre, el público estaba llegando poco a poco. De hecho, yo no vi a los tapatíos de Descartes a Kant, quienes hicieron lo suyo, según los presentes consultados, pero nadie supo decir nada más.
En ese primer día del festival predominantemente metalero, Slayer se llevó la noche, no sólo porque era el estelar, sino porque el guitarrista Jeff Hanneman, el seis cuerdas Kerry King, el bataco Dave Lombardo y el bajista y cantante Tom Araya se adueñaron de la situación y entregaron lo mejor de sí. Slayer provocó uno de los más enérgicos slam que se hayan visto en alguna de sus pasadas presentaciones en México. Ni cuando tocó parte del contenido de su disco “World Painted Blood” (2009) en el Palacio de los Deportes logró tanta aceptación de sus seguidores.
El sonido de Slayer dejó bocabiertos a los grupos que le antecedieron, en este caso Mastodon, que cumplió e hizo lucir a cada uno de sus integrantes sobre el escenario, pero no enloqueció al público; mientras que los hermanos Cavalera, Max e Igor, con su banda brasileña Cavalera Conspiracy intentaron por todos los caminos posibles convencer a la audiencia, lográndolo a medias, porque el audio no los ayudó mucho. Es más, cuando uno de los hijos adptivos del vocalista y guitarrista Max Cavalera subió a cantar una rola, nunca lo escuchamos y parecía que estaba haciendo pantomima. Sólo por el respeto que le tiene la banda a las agrupaciones antecesoras de Max (principalmente Sepultura y después con Soulfly y Gojira) no lo abuchearon, pero dejó a medias a todos.
Para el segundo día, el viernes 2 de noviembre, sólo los seguidores de Stone Sour se divirtieron con lo que hicieron estos cuatro músicos oriundos de la Unión Americana con su hard rock y una que otra balada pegajosa y estruendosa, pero nada más. La banda mexicana Apolo, yo no la vi y tampoco nadie supo decir nada. Lo mejor, y a lo que todos los ahí presentes íbamos a ver, era al cantante Chino Moreno y compañía, que conforman una de las bandas que mayor proyección desde finales de los años 80 y todo los 90 en Estados Unidos y allende sus fronteras, por su gran calidad musical. Estamos hablando de Deftones, quienes se adueñaron de la noche sin más.
Hubo gente que a la mitad del concierto de Deftones llegaron a decir que el estelar de esa noche, Marilyn Manson, no les llenaría el ojo, porque lo mostrado por los formados en Sacramento, California, era prácticamente insuperable en ese momento. El sonido fue perfecto, la reacción del público totalmente sometida por las palabra de Chino Moreno, quien sabedor de la situación, no dejó pasar momento alguno para complacer a la rabiosa audiencia. El slam se hizo, pero lo mejor fue que todos coreaban sus rolas. Una de las fieles morenas seguidoras de Deftones, se quitó en varios momentos su playera para mostrarle a Moreno sus apetecibles senos. Nadie hizo aspavientos por ello, salvo la gente de seguridad, que la llegó a acosar para que no lo volviera hacer, pero no le importó llevándose las palmas de un público generoso.
Cuando tocó turno a Marilyn Manson, llegó la teatralidad acompañada de la música ad hoc para un Día de Muertos, pero lo dicho, sólo los fans dirían todo lo contrario, que se adueñó del entarimado, pero la verdad es que a muchos ya no nos interesó demasiado la propuesta de Manson, pese que a este servidor le gustó su nuevo disco titulado “Born Villain” (2012). Deftones se la hizo a Manson, indiscutiblemente. Pese a ello, las rolas escogidas para el cierre del segundo día del Maquinaria Fest por parte de Marilyn Manson y compañía, fueron las idóneas, pero como ya ha sucedido en otras ocasiones, sólo gustó el buen teatro del cantante y escritor estadounidense.
Este interlocutor, con las energías gastadas y el bolsillo también, no aguantó el ritmo para asistir al tercer día, el sábado 3 de noviembre, cuya cartelera sólo le llamaba la atención los maestros de The Prodigy. No tenía las ganas de ver a Simplifires e YKV, pero sí a Gogol Bordello y a los loquiitos ingleses de The Prodigy, pero el desgaste físico, la gripe, la crisis económica y el traslado de Toluca a Ferrería, donde está ubicada la Arena Ciudad de México, no dio más para ver al trío compuesto por Liam Howlett (compositor y tecladista), Keith Flint  (vocalista y bailarín) y Maxim (MC/vocalista). Una vez más, me perdí verles, pero ya habrá más oportunidades. Nada está perdido.
Por otro lado, consultando la programación del Maquinaria Fest para Guadalajara, me doy cuenta que fue para dos días (3 y 4 de noviembre), con una cartelera simplificada y con una derivación grupal, incluyeron a Calle 13. Para muchos, meter a lo mejor de los tres días en dos en el DF, hubiera sido mucho más productivo, pero sólo los organizadores saben cómo estuvo ese tema. Tal vez dos días hubieran sido suficientes, en especial para este “servibar y amigo”. Estamos en contacto.

Twitter: @fmorrina